ESPLENDOR Y GRANDEZA DE LA COCINA MEXICANA SEBASTIÁN VERTÍ parte1
CONTENIDO
LA
TRADICIÓN GASTRONÓMICA DE MÉXICO
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5
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Los
Tamales: Reyes de la Antojería
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18
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LA
COMIDA PREHISPÁNICA
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35
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LA
MESA IMPERIAL DE MOCTEZUMA
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39
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¡VIVA
EL MOLE!
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43
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Los
Chiles en Nogada
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46
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LA
Ensalada César
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52
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TAMAULIPAS
Y SU CARNE ASADA
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53
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LA
TRADICIÓN DE LOS DULCES EN MÉXICO
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56
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ORIGEN
DE LOS NOMBRES DE LOS ESTADOS DE LA REPÚBLICA
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61
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Acerca del autor
Licenciado Sebastián Vertí
Desde las primeras
etapas de su vida, el licenciado Sebastián Vertí —ex alumno de la Universidad
Militar Latinoamericana— se orientó hacia el área de la comunicación social y,
dentro de ésta, a la transmisión de los valores folklóricos de México. Lo
anterior explica que el autor de la presente obra realizara sus primeras
incursiones en el campo de las publicaciones artísticas y culturales
paralelamente a sus cursos universitarios de Derecho y Ciencias de la
Comunicación.
Después
de obtener sus licenciaturas, viajó a Europa para efectuar estudios de
postgrado. En España tomó varios cursos sobre la cultura de la América
precolombina y virreinal. Reafirmó así su decisión de consagrarse a divulgar el
arte y la cultura vernáculas. Al finalizar sus estudios superiores, retornó a
México y más tarde, Vertí encaminó sus esfuerzos a promover espectáculos de
contenido educativo también tendientes a fortalecer la identidad nacional.
Por
esa época —años setenta— el licenciado Miguel Alemán Valdés lo invita a
colaborar en el Consejo Nacional de Turismo, institución en la que por más de
diez años el licenciado Vertí dirigió un programa cultural. En éste se
destacaron los ciclos: “La tradición literaria mexicana” y “Conservación y
difusión de las tradiciones y costumbres nacionales”.
En
virtud de los beneficios aportados por el programa a la revitalización y
conservación del folklore, el licenciado Vertí ha recibido numerosos premios de
instituciones nacionales y extranjeras. Entre tales reconocimientos figura el
del delegado internacional de la Asociación de Belenistas de Madrid —perteneciente
a la Federación Española Belenista (FEB) con medalla de plata del Excelentísimo
Ayuntamiento—. Gracias a esta distinción pudo fundar la Asociación de
Belenistas de México, el patronato Pro Fortalecimiento de las Tradiciones
Mexicanas y la primera Alianza para la Defensa de las Tradiciones de México,
organismos que preside en la actualidad y donde, por supuesto, se muestra
activo propulsor de la mexicanidad.
Apoyado
por los medios de comunicación —donde es comentarista de radio y televisión, y
colaborador editorial— el licenciado Sebastián Vertí cumple veinticinco años de
fecundo trabajo en pro del mantenimiento del legado cultural de nuestro país.
LA TRADICIÓN
GASTRONÓMICA DE MÉXICO
Nuestra
tradición gastronómica tiene raíces profundas, paralelas a la evolución social
y cultural de nuestros ancestros indígenas. Los historiadores coinciden en que
la diversidad que podemos englobar bajo el título de cultura mexicana
prehispánica, que tuvo fructíferas y múltiples etapas históricas.
Y
no obstante que en todas esas etapas de evolución social existieron destellos y
esplendores —como bien lo señala Miguel León Portilla en su obra ya clásica Los
antiguos mexicanos—, así como periodos de caos y oscuridad, la grandeza
gastronómica se alcanza hasta la consolidación del imponente Imperio Azteca,
cuya máxima expresión podemos asociar, históricamente, con la figura de
Tlacaelel1 o, si se prefiere, desde el reinado de Izcóatl , cuarto emperador de
los aztecas, hasta Moctezuma II , es decir, de 1426 a 1519.
(1)
Tlacaelel El poder tras el trono. Personaje mítico, creador intelectual del
gran Imperio Azteca. Figura de increíbles dimensiones, cuya actuación llenó
toda una época del México prehispánico y cuya filosofía explica en mucho el
sentido de la trascendencia y de la responsabilidad cósmica de los aztecas.
Tlacaelel fue el principal protagonista de los trepidantes acontecimientos que
tuvieron lugar en el Anáhuac, poco antes del nacimiento de Cuauhtémoc.
Tlacaelel fue el portador del emblema sagrado de Quetzalcóatl en la rebelión de
los aztecas ante la opresión de Azcapotzalco, presente en la confirmación y
cimentación del imperio y la cultura tenochca, y en la ruptura del equilibrio
cósmico que se produce con la rebelión de los mercaderes de Tlatelolco (hecho que
explica el que este lugar se haya convertido en un punto fundamental de
referencia en el decurso de la historia de México).
(2)
Izcóatl Cuarto emperador de los aztecas;
conquista todo el valle del Anáhuac en fraternal combinación con
Netzahualcóyotl, rey de Texcoco. Con Izcóatl se forja el Imperio Azteca, que
posteriores reyes se encargarían de ensanchar.
DIVERSIDAD CULINARIA Y
APARICIÓN DEL MAÍZ
Cabe
recordar que la región que hoy conocemos con el nombre de Mesoamérica estaba
configurada por diversos grupos étnicos, situación que se conservó hasta la
llegada de los españoles. Aunque estos grupos legaron dones muy valiosos al
mundo, su desarrollo casi independiente de los demás les impidió perdurar.
Tales
grupos pueden clasificarse, en un nivel primario, como nómadas, seminómadas y
sedentarios. Por supuesto, los hábitos alimenticios de cada uno de estos grupos
tenían características bien definidas. Así, puede afirmarse que los nómadas
obtenían sus alimentos de forma circunstancial y, por lo tanto, no podían
cimentar una tradición gastronómica; por su parte, los grupos seminómadas
encontraban su comida en los sitios en que se establecían temporalmente. En
realidad, los grupos que más nos interesan son los sedentarios, es decir, los
que se establecieron en un solo lugar, pues introdujeron las técnicas de
cultivo, domesticación y pesca, cruciales para la aparición de una auténtica
tradición alimenticia.Por cierto, esta pluralidad social de Mesoamérica explica
que los hábitos alimenticios fueran diferentes y la cocina altamente regional,
poco elaborada, tendiendo a lo simple, a lo sencillo, quizá con excepción de la
regia cocina maya, la cual, gracias a la abundancia de recursos naturales y a
la generosidad del clima, cultivó siempre la tendencia al refinamiento, como
puede comprobarse hoy día. Es verdad que la cultura tolteca, símbolo del
clasicismo que floreció en Teotihuacán y Tula, dio a México el sustento de su
alimentación: el prodigioso maíz; sin embargo, por el carácter acentuadamente
religioso y austero, y por el fervor místico, más que culinario, con que los
toltecas se referían a él, les fue imposible forjar una tradición gastronómica
sólida —de hecho, su indeleble influencia se encuentra, más bien, en las artes
y, sobre todo, en la religión.
UNIFICACIÓN DE
INGREDIENTES Y PLATILLOS SURGE UNA TRADICIÓN CULINARIA GENUINA
Hemos
visto que hasta la aparición de los toltecas no existían las condiciones
sociales indispensables para el surgimiento de una tradición culinaria
unificada. Estas condiciones habrán de aparecer con la formación del Imperio
Azteca.En efecto, con la expansión del poder mexica vino el sojuzgamiento de
pueblos cercanos, los cuales debían pagar tributo.La característica esencial de
este tributo es que debía pagarse en especie, esto es, con los recursos
naturales propios de cada pueblo, lo cual enriqueció de modo extraordinario el
aspecto gastronómico de los aztecas, amén de otras esferas de la vida
cotidiana. Asimismo, el activo comercio entre mexicas y grupos de Mesoamérica
contribuyó a incrementar la variedad alimentaria del pueblo del sol.A ello debe
sumarse el intenso desarrollo cultural, promovido dentro de todo el Imperio
Azteca, lo que propició la conformación de una auténtica tradición culinaria
que unificó ingredientes, técnicas y platillos de toda la región, y que alcanzó
niveles de refinamiento y excelsitud nunca antes sospechados.
SOBRE LA TRILOGÍA MAÍZ
CHILE FRIJOL
Antes
de entrar de lleno en el análisis de la cocina azteca, valga la siguiente
precisión.
Entre
algunos estudiosos del tema existió la tendencia a calificar a la cocina
prehispánica como primitiva, elemental, no muy variada. En esencia, tales
expertos sostenían que la gastronomía mexicana se reducía a la famosa trilogía
maíz chile frijol; esta afirmación, que como veremos es poco certera, se basa
quizá en el hecho de que estos elementos fueron, lo mismo que ahora,
fundamentales en nuestra dieta cotidiana. Fundamentales, pero no únicos, ni
exclusivos.Esta visión, como bien lo señaló don Eusebio Dávalos en su estudio
mencionado, no corresponde a los hechos históricos, que ofrecen un testimonio
claro, incontrovertible, de todo lo contrario: la cocina azteca, por su
variedad, por las técnicas de elaboración y mezcla de ingredientes, así como
por la imaginación desbordada que muestra en sus platillos, logra niveles de
auténtica cocina imperial.
DE MÉXICO AL MUNDO
Más
aún, de manera prodigiosa el México antiguo obsequia al mundo un legado
culinario que influye de manera decisiva a las cocinas europeas y colma los
recetarios de palabras de origen náhuatl, tales como chocolate, cacao, tomate,
aguacate, frijol, maíz, chile, guajolote y muchos términos más que
mencionaremos a su debido tiempo.Debe quedar bien claro, entonces, que la
cocina del pueblo del sol es, a la llegada de los españoles, más, pero mucho
más que maíz, chile y frijol; es diversidad de ingredientes y platillos, de
olores, sabores, colores y texturas que forman la tradición gastronómica hasta
hoy imperecedera, para deleite del paladar.Las fuentes históricas indígenas y
europeas coinciden en señalar que Moctezuma I da el primer paso para organizar
la administración de su Imperio. Para ello, dicta un protocolo para su corte en el que figuran
de modo destacado los oficios y menesteres propios del servicio de alimentos.
Por cierto, los cronistas españoles describen admirados estas reglas
alimenticias reales.Como es lógico, se reservaba para el uso del emperador lo
mejor de los tributos recibidos de los ya amplios dominios aztecas. Desde
luego, los platillos más exquisitos se incluían en las viandas destinadas a
Moctezuma I.
LOS INGREDIENTES
Analicemos
en primer lugar los recursos naturales o ingredientes que se utilizaron para la
alimentación de esta época. Los he resumido en una lista titulada Dones de
México al mundo, a fin de que usted tenga un panorama de la herencia que
dejaron los antiguos mexicanos a todo el mundo.
Súmese
a todo eso la rica variedad de aves marinas, lacustres y terrestres, los
pescados y mariscos de ambos litorales —del Pacífico y del Golfo— y ríos y
lagos; las mieles de origen animal y vegetal; los elementos sazonadores, como
epazote, chaya, hoja santa y achiote; las frutas y los frutos, como piña o
ananá, cacao, capulín, cocotero, guanábana, mamey, ciruelo silvestre, chía,
chirimoya, biznaga, zapote, nanche, pingüica, pitahaya, dátiles de yuca,
papaya, tejocote, todas ellas utilizadas para elaborar bebidas refrescantes que
acompañaban los alimentos. Y, por último, los vegetales, como elotes,
huazontles, hongos, calabaza y sus flores, flor de colorín y alga espirulina,
por citar sólo algunos.
Con
esto tenemos una visión resumida de la riqueza y diversidad de elementos de que
disponía la cocina mexica. Como puede verse, la cocina del Imperio Azteca logró
unificar esta abundancia. Exploremos ahora los platillos.
LOS MANJARES
Con
los elementos básicos, maíz, frijol y chile, se elaboraba un gran número de
suculentos antojitos que he procurado resumir en un cuadro, en el cual utilizo
los nombres con que se les conoce en la actualidad, pero que indudablemente
tienen su origen en la cocina prehispánica.
Si
pudiéramos organizar hoy una exposición de gastronomía azteca, con seguridad
sorprendería a los asistentes lo familiar y abundante de los productos.
Imaginemos esta magna exposición, festín para la vista y el paladar.
DONES DE MÉXICO AL
MUNDO
El maíz el frijol el
chile
EL
AGUACATE
LA
VAINILLA
EL
CACAO
EL
CHOCOLATE
EL
TOMATE
LA
CALABAZA
EL
CHAYOTE
EL
ZAPOTE
EL
MAMEY
LA
PAPAYA
LA
GUAYABA
EL
NOPAL
EL
MAGUEY
EL
HULE
LA
ESPIRULINA
EL
TABACO
El
AMARANTO
LA
FLOR DE NOCHEBUENA
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EL
GUAJOLOTE
EL
ACHIOTE
EL
CHILACAYOTE
LA
CHÍA
EL
CAPULÍN
EL
COPAL
EL
EPAZOTE
EL
HUAZONTLE
LOS
HONGOS
LA
JÍCAMA
EL
CAMOTE
EL
BLEDO
EL
VENADO
EL
JABALÍ
EL
COYAMETL
El
ARMADILLO
EL
TEPEZCUINTLE
EL
QUETZAL
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Primero,
los caldos de hongos, humeantes y aromáticos. A su lado, los moles y pipianes,
elaborados con chiles y pepitas de calabaza molidas. Moles rojo, amarillo,
verde y negro.
Después
cazuelas de guajolote con chile bermejo, tomates, pepitas de calabaza molidas
(a este manjar le llamamos ahora pipián). Cazuelas de diferentes aves con chile
amarillo, y cazuelas de ranas con chile verde.
Y
los pescados: pescados blancos guisados con chile amarillo y tomates verdes;
pescados pardos con chile bermejo, tomates y pepitas de calabaza molidas.Guisos
de frijoles y ayacotes con quelites, todo condimentado con achiote, epazote y
chaya. Platillos de perros techiches y tepezcuincles; de iguanas y armadillos,
venados y jabalíes, guajolotes, palomas y pajarillos; de monos araña, patos
silvestres y conejos.
Patos
en mole.de olla, tortugas asadas, lo mismo que los chapulines y faisanes, sin
faltar las gallinetas y chichicuilotes, platillos cotidianos en las mesas
mexicas.Diferentes barbacoas y mixiotes: de aves, conejos, liebres, codornices,
tórtolas, palomas, perdices, venado y jabalí.De la parte lacustre tendríamos,
el ahuautli (huevecillos blancos de mosco lacustre), charales con chile
pasilla, ranas, ajolotes, moscos y camaroncillos o acociles.En mesa aparte lo
más codiciado: gusanos de maguey, escamóles (hueva de hormiga), pescado blanco
de Pátzcuaro, conejo enchilado o en chile guajillo, tuzas asadas o en chile
pasilla, zorrillo en caldo y tlacuache asado.Entre los platillos selectos
también tendríamos los preparados con mariscos del Pacífico o del Golfo, tales
como caracoles, camarones, huachinango, congrios, pámpanos, pargos, langostinos
o pescados tatemados, ahumados o zarandeados con leña de mangle.El tastihuil
(caldo de camarón) era una delicia y los nopales constituían un capítulo aparte
de la cocina azteca, pues con ellos se preparaban infinidad de guisos, lo mismo
que con los hongos silvestres y con el exquisito huitlacoche (hongo del maíz),
platillo preciadísimo e infaltable en la mesa del emperador azteca.Con
vegetales preparaban platillos combinados a base de quintoniles con chile
verde, algas lacustres, flor de colorín, flor de maguey —en especial tortas de
flor de maguey—, flor de cactus, calabaza y la vaina del mezquite.El miltomate,
tomate, jitomate, chiles, quelites, verdolagas, huazontles, ejotes combinados
con chile serrano y guajillo. Como complemento, las salsas preparadas en el
molcajete a base de chiles, jitomate y tomatillos verdes.
POSTRES
Los
postres son capítulo aparte, ya que los había en gran número y entre los cuales
figuran el dulce de alegría (hecho a base de semilla de amaranto y miel),
elotes y cacahuates endulzados con mieles vegetales y animales.
Los
aztecas preparaban dulces de mamey, zapote negro y blanco, chicozapote,
chirimoyas, tejocotes, pitahayas, guayabas, ciruelos silvestres, capulines y
tuna.
LA COMIDA Y LA MUJER
La
elaboración de los platillos se confiaba, por tradición, a las mujeres
indígenas, quienes tenían un profundo sentido religioso de este deber, al grado
de considerarlo una misión mística.
A
las mujeres se les inculcaba desde pequeñas el gusto por el arte de la cocina,
por lo que el esmero y dedicación que ponían al guisar cualquier platillo
contribuyeron a convertir a la cocina en un rito. Es común, por ejemplo, la
imagen de una mujer indígena hincada frente a un brasero, dentro de una rústica
cocina, cociendo exquisitas tortillas de maíz.
LA COCINA AZTECA
Este
maravilloso panorama nos lleva a afirmar que al arribo de los españoles,
Mesoamérica había integrado, con el Imperio azteca, una auténtica cocina de
altísima calidad y muy completa en sus ingredientes y técnicas. Cocina
imaginativa, esplendorosa: base fundamental de la tradición gastronómica de
México.
MESTIZAJE GASTRONÓMICO
A
partir de esta cocina, y sólo a partir de ella, la sólida tradición habrá de
enriquecerse y extenderse con las aportaciones que hemos recibido de otras
partes del mundo. Históricamente, tales aportes llegaron a través de dos rutas:
desde España —a través de los puertos de Sevilla o Cádiz— hasta Veracruz; y del
lejano oriente hasta Acapulco a través de la Nao de China o Galeón de las
Filipinas.
En
un esfuerzo de síntesis he confeccionado un catálogo de los principales
alimentos que enriquecieron nuestra cultura gastronómica.
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