ADIVINANZAS NAHUAS AYER Y HOY
ZA ZAN TLEINO. SEE TOSAASAANIL.
SEE TOSAASAANIL.
ADIVINANZAS NAHUAS
AYER Y HOY
José
Antonio Flores Farfán. Profesor titular C del Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en el Área
VI Lenguaje y
Sociedad y en las siguientes
líneas de investigación:
Lingüística Aplicada, Sociolingüística, Pragmática, Educación, Lenguas
Indígenas. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México y de la
Academia Mexicana de Ciencias. Ha sido
miembro de la
Comisión de Selección
para el Programa
de Doctorado del CIESAS y es Director de Lingua Pax América Latina. Por
su producción multimedia dirigida a niños y por sus investigaciones
lingüísticas ha recibido premios desde 1992. Ha impartido múltiples cursos y
seminarios en universidades nacionales y extranjeras, ha dictado conferencias tanto
en congresos latinoamericanos como europeos y ha publicado un buen número
artículos y capítulos de libros. Como investigador ha dirigido y participado en
múltiples proyectos de investigación
y ha dirigido
tesis doctorales, de
maestría y de licenciatura.
INTRODUCCIÓN
En
este trabajo presentaré un ejemplo de la tradición oral náhuatl que aún
mantiene una considerable vitalidad en las comunidades del Alto Balsas, en el
centro del estado de Guerrero, de donde proviene el material moderno que presentaré.1
Hoy en
día, las adivinanzas,
saasaanilli en náhuatl moderno,2
todavía constituyen un género conversacional vivo muy preciado por su naturaleza lúdica.
En los momentos de ocio en el Balsas, se
aprecia mucho la
presencia de un
buen “cuentero”, es
decir, de personas que conocen un
repertorio amplio de, entre otros, cuentos y adivinanzas.
Una característica de
las adivinanzas es
su naturaleza de
reto verbal; con ellas se hace alarde del conocimiento de la lengua y a
su vez se pone en aprietos a los interlocutores. Semejantes retos verbales no
son exclusivos de las adivinanzas. Por ejemplo, también constituyen el centro
de atención de las expresiones puristas3 (cf. Hill y Hill, 1986).
Entre
las características que definen la especificidad de las adivinanzas, a
diferencia de otros géneros lúdicos como cuentos o chistes, al oyente se le
impone una participación activa; i.e., las adivinanzas se caracterizan por su
naturaleza dialógica. Esto queda de manifiesto en, por ejemplo, el que en estas
comunidades, al que replica la adivinanza se le conoce como teentetl
“contestón”.4 Aquel que no llega a
adivinar se coloca en una posición subordinada, no exenta de una cierta dosis
de burla. Semejante naturaleza dialógica de las adivinanzas también juega con
la tensión entre lo dicho y lo no dicho, si bien sobre la base de referente
comunes, culturalmente determinados.
Entre
los aspectos formales que se explotan en las adivinanzas destacan las claves
metafóricas, tan preciadas históricamente por los nahuas (e.g. en el
difrasismo). Estas claves se vehiculan sobre todo a través del contenido (e.g.
el tomate tiene un huipil —la cáscara— muy apretado, el maguey un dedo —la
espina— muy afilado) pero también de la forma (otilca, tecuatica,
catltotecuinia: te-tl “la piedra”; ver así mismo infra el
caso de la
adivinanza antigua del
chile). Es decir,
se juega
metafóricamente
con forma y significado para crear, a partir de “nuevos”
Las
adivinanzas también juegan tanto con la lengua como con el habla. Por ejemplo,
en ellas es posible encontrar formas que no se utilizan en el
habla cotidiana y que explotan
la naturaleza polisintética
del náhuatl, la repetición y las resonancias fónicas y simbólicas
asociadas. Así, las posibilidades del sistema lingüístico pueden llevarse hasta
su última expresión, llegando a producir una serie de neologismos
característicos de este tipo de discurso (cf. infra las formas para tijeras y
botella) e incluso a “violar” ciertas restricciones estructurales.5
Las
adivinanzas también cumplen la función social de transmitir un legado cultural
de conocimientos, actitudes y valores, en una palabra, de una cosmovisión del
mundo, en la reproducción de la cual éstas también juegan un papel
sobresaliente. Con ello atisbamos a entender que no se trata de concebir a las
adivinanzas como una curiosidad folclórica, sino como un género discursivo que
tiene un lugar en el mantenimiento y recreación de la lengua y la cultura
indígenas.
La
mayoría de los hablantes con los que me ha sido posible recopilar este material
son del género masculino, y en las ocasiones en que he podido observar
el uso en
este contexto, son
efectivamente hombres quienes las
profieren y también a quienes están dirigidas. En esta cultura las adivinanzas
no son, por lo tanto, un juego exclusivo de los niños, y aun cuando no he
podido constatar su uso entre las mujeres, en estas comunidades hay que
enfatizar que se trata de un género del que disfrutan todos, celebrando el niño
que todos llevamos dentro.
El
tema es demasiado amplio como para pretender agotarlo aquí. Las adivinanzas dan
pie a investigar una serie de cuestiones poco o para nada estudiadas dentro de
los estudios de lingüística y cultura náhuatl, incluyendo, además de las ya
mencionadas, el origen y difusión de las adivinanzas y la naturaleza cultural
del humor que conllevan (cf. Amith, 1991), la prosodia náhuatl —ag. su ritmo y
cadencias fónicas—, las resonancias simbólicas y culturales que evocan, la
organización estilística, y las figuras y tropos del discurso náhuatl
características (cf. Johansson, 1993).
En
esta ocasión, un aspecto que comenzaré a explorar es el de las
continuidades y discontinuidades de
las adivinanzas nahuas
en perspectiva histórica. Para ello retomaré algunas de las adivinanzas
recopiladas por fray Bernardino de Sahagún en el siglo XVI, comparándolas
con
algunas de sus manifestaciones actuales en el Alto Balsas.6
LAS ADIVINANZAS
NAHUAS. UN PRIMER RECUENTO HISTÓRICO
Es
un hecho conocido el que los antiguos mexicanos lograron grandes desarrollos,
cristalizados por ejemplo en el florecimiento, en relativamente poco tiempo, de
la llamada civilización azteca.7 Esto se
manifiesta, entre otros elementos, en su amplio conocimiento de la naturaleza,
en el cultivo y perfeccionamiento de las bellas artes, además de su gran
interés por el registro de su historia y
el desarrollo de la retórica y la cosmovisión
religiosa.
Desde
la antigüedad hasta nuestros días, las adivinanzas son parte de la tradición
oral indígena, una tradición que se distingue radicalmente de la
forma de transmisión
del conocimiento escrito
en la cultura occidental contemporánea. En una
cultura oral, el medio que se privilegia es
el sonido, organizado
en palabras a
partir del aparato
fonador y auditivo; en cambio, en
una cultura escrita, se enfatiza el alfabeto como un medio plasmado en el papel, como un producto de la vista y las destrezas de
la mano.8 Sin embargo,
en el caso
de las adivinanzas encontramos una solución de
continuidad entre ambas culturas basada en la transmisión oral. Es decir, algo
que resulta interesante de las adivinanzas es el que, si bien en nuestra
cultura es posible encontrarlas por escrito, de lo que se trata es de
platicarlas, jugando y recreándolas oralmente. Esto nos acerca a entender el
funcionamiento de las culturas indígenas; después de todo, en algo nos
parecemos.
Las
adivinanzas no son sólo un pasatiempo muy divertido y creativo en el que se nos
reta a pensar rápido o a crear “nuevas” adivinanzas, sino que también nos
acercan a entender la cultura en la que se producen; nos dicen mucho de las
características sobresalientes de un pueblo en su vida cotidiana: entre otros,
de su vestido, utensilios y casa; además de exhibir costumbres, creencias,
valores y actitudes, por lo que resultan toda una ventana para asomarse a la
historia, el arte verbal y la sociedad de una cultura determinada, en nuestro
caso de los mexicas y de los pueblos actuales de habla náhuatl del Alto Balsas.
Esta naturaleza sociocultural e histórica específica de las adivinanzas va a hacer que
algunas de ellas, las que con más fuerza se definen culturalmente, es decir,
las más características y distintivas de una cultura, resulten más difíciles de
adivinar, a diferencia de aquéllas que se definen de manera más o menos
parecida en culturas distintas —en nuestro caso la hispana y la náhuatl. Por
ejemplo, considérese la de la cebolla, xonacatl en náhuatl, existente en ambas
culturas; las pistas que se dan para adivinar tienen que ver con referencias
directas, sea de las características o aspecto físico de la misma o bien de sus
efectos (llorar al cortarla). Antes de presentar las adivinanzas propiamente
dichas, hay que advertir que los acertijos antiguos se distinguen, entre otros
elementos,porque comienzan con
el estribillo za
zan tleino, mientras
que las modernas comienzan con se
tosaasaanil, se tosaasaanil,9 fórmulas que equivaldrían a
algo así como
nuestro “adivina adivinador”
o “adivina adivinando”. En
náhuatl “clásico” la adivinanza de la cebolla es:
Za
zan tleino Iztactetzintli
quetzalli
conmantica
Adivina
adivinando:
¿Qué
es como una piedra blanca, que de ella van brotando
plumas
de quetzal?
La
forma del náhuatl actual es:
See
tosaasaanil, se tosaasaanil Maaske mas titlaakatl yes pero mitschooktis
Hay
que adivinar:
Por
más macho que seas, te va a hacer llorar Por el contrario, aquellas adivinanzas
que tienen como referencia algún objeto muy familiar en una cultura pero casi
desconocido en la otra,evidentemente serán mucho más difíciles de adivinar. Un
ejemplo de lo culturalmente determinado en un sasanilli es la adivinanza:
See
tosaasaanil, se tosaasaanil Xisiwi!
sitlaalin
kwepooni pilkatok kwetlaxak Adivina adivinando: pícale y vete apurando que las
estrellas florecen
y
ya hay huaraches colgando para poder adivinarla hay que conocer el guamúchil (Pithecollobium
dulce), komochitl en náhuatl, árbol común en la tierra de los nahuas del Alto
Balsas, cuyas flores blancas parecen estrellas, muy apreciado por sus semillas
comestibles, envueltas en unas vainas que al madurar, parecen huaraches. Como
parte de esta naturaleza cultural peculiar a la que remiten las adivinanzas, la
del guamúchil puede aplicarse a cualquiera de los árboles de los que cuelguen
vainas, como el chamolin (Caesalpina pulcherrima) que consumen los nahuas del
Alto Balsas o el del árbol de xinicuitl que aparece en el Códice Florentino.
Es
interesante notar que algunas de las adivinanzas se han mantenido intactas o
casi intactas a lo largo del tiempo, mientras que otras se han transformado o
adaptado a las nuevas realidades producto del contacto y muchas veces
conflicto, con la cultura europea o mestiza. Por ejemplo, en la época
prehispánica los hombres utilizaban, para cubrir las partes nobles, la prenda
llamada maxtlatl, un paño enrollado a la cintura que se pasaba por la
entrepierna. Esta es la respuesta a la adivinanza:
Za
zan tleino Nipa niauh nipa xiauh
umpa
tontonamiquizque
No
hay más que adivinar: Yo por allí tú por allá y por allí nos vamos a encontrar Su
forma moderna es:
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Nan tias
nepa
timonaammikin
Por
aquí irás y por allá me encontrarás
Ante
la desaparición del maxtlatl, en algún momento de la Colonia, esta adivinanza
se adaptó al cintillo, el cordón con el que se ata lo que hoy en día se
identifica como la típica vestimenta indígena masculina, el calzón de manta, el
cual en realidad se origina en el siglo XVI. La respuesta en náhuatl es:
Mokalsonmekayo
el
cintillo de tu calzón de manta
Tal vez
en el futuro
esta adivinanza llegue
a adaptarse, o esté
adaptándose, al cinturón moderno. Con esto también podemos ver que existen
adivinanzas a las que podemos responder con cosas más o menos equivalentes o
familiares para nosotros, o que ya han sido integradas a la cultura de los
nahuas Otro ejemplo es:
See
tosaasaanil, se tosaasaanjl Maaske mas tikwalaantok pero tikpipitsos
La
tomarás con cuidado y besitos le darás por más que estés enojado
La respuesta
es el aatekomatl, el bule o tecomate, donde los
nahuas cargan el agua para beber al salir al campo, aunque también puede ser la
botella. Otra forma de esta adivinanza, en donde para entenderla se juega con
la naturaleza sonora de la lengua y de los mecanismos de composición de las
palabras en náhuatl es:
See
tosaasaanil, see tosaasaanjl Tsiinstsiinkirianteenpitskoontsin la botella
Este
neologismo contiene: —tsiin— derivado de “nalga, base”, y sin vocal larga
“diminutivo o reverencial”. Es interesante notar que tsiitsikitsin significa
“poquito, chiquito”, con lo que también se alude al habla de los niños. Con
esta partícula se forman un buen número de verbos y sustantivos nahuas. Una
muestra fehaciente de su productividad es que ya en la época prehispánica el
dibujo de una nalga se utilizaba para representar el sonido —tsiin—— con el
significado de asentamiento.10 -kirian-
tiene que ver con un juego de niños alrededor del árbol del cirian (Crescentia
alata); —teen— se deriva de “labio, orilla”, -pits- proviene del tema verbal
“chupar, besar” y —koon-— del sustantivo para “olla”, koontli. Otro acertijo en
el que se sigue un procedimiento análogo es:
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaahwa11
A
diferencia de la anterior que puede adaptarse a un elemento nativo (el tecomate), la
respuesta a esta
adivinanza es la
tijera, con lo que
estamos ante una adivinanza bilingüe, producto del contacto, En el caso
de
Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaakwa las partes que se añaden son tson-, de tsontli
“pelo”, y —kwaa-— reduplicado, proveniente de la raíz para “comer, morder”.
Estos
neologismos, producto del juego y el alarde verbales característicos de la
creación de “nuevas” adivinanzas, nos lleva a formular preguntas como ¿qué
objetos desaparecieron, en qué se convirtieron, y cuáles prevalecieron?
OTRAS
ADIVINANZAS NAHUAS DE AYER Y DE HOY
Así
que al asomarnos a las diferencias entre las adivinanzas nahuas de la época
prehispánica y las actuales, podemos encontrar que, por ejemplo, algunos
elementos de la cultura material dejaron de ser operativos, cediendo el paso a
los nuevos objetos de la cultura de los conquistadores; posiblemente también
hay adivinanzas que desaparecieron o por lo menos no mantuvieron
intacta su forma
o significación, como en
el acertijo referido a la baqueta
del teponaztli, cuyo uso es muy limitado actualmente:
Za
zan tleino Xoncholo noncholoz Olmaitl Salta tú
que
saltaré yo si el cuero no se rompió La baqueta del teponaztli
Ya
hemos hablado del maxtlatl como una ilustración de un elemento autóctono que
fue sustituido por la prenda introducida durante la Colonia para los varones
indígenas, el calzón de manta de algodón. Otro elemento que quizá se adaptó a
la prenda que correspondía a una adivinanza prehispánica se refiere a la
camisa. En el Códice Florentino, hay una adivinanza que dice así:
Za
zan tleino Excampa ticalaqui zan cecni tiquiza Tocamisa
Adivínala
si sabes: Desnudo entras por tres lugares,
vestido
por uno sales Nuestra camisa
La
respuesta es una de las primeras palabras híbridas que se registran como
producto del contacto náhuatl-español. Es posible que ésta haya sido
introducida por la resonancia fonética entre toca-mi-sa y ti-ca- laqui…cec-ni
tiqui-za
La
palabra para una prenda femenina de origen prehispánico, el huipilli, se
utiliza en un acertijo muy mexicano: el del tomate, tomatl en náhuatl; la
adivinanza:
Za
zan tleino uipiltitich tomatl
A
la comida invitado, de huipil muy apretado
el
tomate ha mantenido intacto su significado, aunque ha recreado su forma:
See
tosaasanil, see tosaasaanil See ichpokatsin
iitlakeen
melaak pistik
tomatl
A
que no lo has adivinado:
¿Quién
es la muchacha, con el huipil tan apretado? el tomate
Las
metáforas siguen, sin embargo, basándose en las prendas de vestir. Otro caso
análogo es el de la aguja, en el que la adivinanza se ha simplificado
notablemente. Hoy en día, la adivinanza puede ser así:
See
tosaasaanil, see tosaasaanil San see iixtetetsitsinte akoxa
De
sus ojitos
tuertita
La aguja
En
el Códice Florentino, Sahagún registró:
Za
zan tleino Icuitlaxcol quihuilana tepetozcatl quitoca huitzmallotl
Adivina
adivinando:
Con
las tripas arrastrando por el valle va pasando la aguja
Hasta
aquí hemos hablado de algunas cosas que desaparecieron o fueron transformadas o
adaptadas a las nuevas realidades de la cultura material. Deleitémonos, por
último, con algunas de las adivinanzas prehispánicas que han
prevalecido hasta nuestros
días, signo de
la vitalidad e importancia que estos géneros orales tienen
en la reproducción de la cultura indígena:
Za
zan tleino Chimalli itic tentica ca chilli
Chiquitos
pero picudos por dentro lleno de escudos
el
chile
Nótese
que la respuesta a esta adivinanza está ya contenida, tanto en la pista
metafórica que alude al chile (el interior lleno de escudos), como en la
secuencia silábica de la propia pregunta (chi-malli). Como ya no existen
escudos, una de las posibles formas actuales de esta adivinanza es:
See
tosaasaanil, see tosaasaanil See teelpokawa tlaakati istaak
nemi
xoxookki waan miki chiichiiltik
chiilli
Blanco
fue su nacimiento
verde
su vivir colorado se va poniedo cuando se tiene que morir el chile
En
la cual la última palabra sigue prácticamente los mismos procedimientos
metafóricos (e.g. un muchacho de colores) y fonéticos (chii chii l -t-i-k).
Otro
acertijo construido con una metáfora que utiliza un elemento de una actividad
cien por ciento mexicana, echar tortillas, se refiere a:
Za
zan tleino Tepetozcatl quitoca momamatlaxcalotiuh Papalotl
Por
el valle, colorida, revuela dando palmadas como quien echa tortillas La
mariposa
Para terminar, vale la pena consignar una miscelánea de adivinanzas nuevas y antiguas. Una posiblemente nueva:
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Xneechkitski pan nokolita maa nontlaxteki
Xopilli
Agarra
mi colita
que
robaré una probadita La cuchara
Una
antigua que ha visto radicalmente modificadas las condiciones del contexto
social y cultural en las que se define es:
Za
zan tleino Ye oalquiza
xicui
moteuh Cuitlatl
Adivina
adivinando:
¿Qué
será que va saliendo?
ve
tu piedra agarrando!
El
excremento
Lo
anterior porque el valor atribuido al excremento difiere radicalmente de la
época prehispánica a nuestros días. Para los mexicas el excremento se concebía
básicamente como un elemento sagrado, como el nutriente por excelencia de
la tierra, desde
luego vinculado a
los rituales de reproducción de la vida
misma. Al parecer
hoy en día
esta conceptualización prácticamente ha desaparecido para dar paso a una
acepción más próxima al uso peyorativo que se le da en las lenguas modernas,
como en las expresiones ¡shit!, ¡mierda!, ¡merde!, etcétera...
De
esta manera, vemos que las adivinanzas constituyen todo un espejo que nos ayuda
a entender los cambios y las persistencias de una cultura, y por ello también
constituyen una forma de asomarse a los procesos históricos de recreación de
las propias tradiciones culturales. Atisbamos a entender, así, las
contradicciones y la riqueza creativa dentro de la que se juegan y resuelven
los enfrentamientos y conflictos entre grupos portadores de tradiciones
socioculturales milenarias, en ocasiones diametralmente distintas.
Esta historia de
confrontación y amalgamamiento de
realidades distintas es palpable también al comparar las diferencias entre el
náhuatl “clásico” y cualquiera de sus variedades modernas, lo cual también se
manifiesta en las propias adivinanzas y constituye todo un tema de
investigación por separado (cf. entre otros, Hill y Hill, 1986; Lockhan, 1992,
Flores Farfán, 1995).
APÉNDICE. ADIVINANZAS
NAHUAS DEL BALSAS
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tias pan se tepeetl
umpa
soowtok see manta istaak Kaakaaloxoochitl
Del
campo preferida por el cerro hallarás
una
blanca manta extendida
Flor
de cuervo
(Plumeria
acutifolia)
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see tepeetl iitlakotian tepeetl
tikoneextis
san see pozo
Moxiik
¿Adivinarás?
En medio del cerro un solo pozo
te
encontrarás
Tu
ombligo
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see lomita
tikoneextis
aatl iitlakotian lomita kiistok aatl iipan iiyekapitsian
iiyekapitsio
poyek Moyekakwitl
Enmedio
de la loma encumbrado
brota
agua de un manantial bastante salado
Tu
moco
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see kalli
umpa
tikoneextis see lamatsin kipia miak tlaxkalsosolli
Chiitatli
Si
vas a una casa, jura que hallarás una viejita con mucha tortilla dura La chita
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tiasiipan see tepeetl
umpa
tikoneextis see lamatsin tlaxkalsosolli pewtok
Awatl
En
una loma espinuda hallarás una viejita tirando tortilla dura
El
nopal
(Opuntia
tuna)
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Tias upan see tepeetl
umpa
moomoostla kwalkaan kichiiwtoke misa
Tsopilomeh
Si
vas al cerro, de plano a diario en misa hallarás a mucha gente temprano
Los
zopilotes
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Iipewian iipitstoontsin litlamian iichikotsin
pitso
Cara
de trompeta cola de chicote
El
puerco
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Iipan see tekorraliitik nitotitok
san
see koneetsintli Monenepil
Un
niñito muy hablantín a la mitad del corral
la
hace de bailarín
Tu
lengua
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas tikwalaantok pero tikpancholwis
Tetsakayootl
Para salir o entrar
por
más que estés enojado
la
vas a tener que pasar
La
puerta
See
tosaasaanil, see tosaasaanjl Maaske mas tikitasneki
xwel
tikitas
Mixkwaatew
Por
más que quieras y trates nunca la podrás mirar aunque sin ningún esfuerzo
siempre la podrás tocar
La
frente
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas timotlalos
pero
mitstlaanis
Tikpia
para tlatsiintlan Hay que adivinar
Por
más que corras y corras
siempre
te habrá de ganar
La
diarrea
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas xtimopaatsosneki
pero
timopaatsos Nitoniw
Hay
que adivinar
Por
más seco que quieras estar siempre te habrá de mojar
El
sudor
See
tosaasanil, see tosaasaanil Maaske mas tikasisneki xkeeman tikasis
Sombra
Por
más que quieras y trates nunca la podrás tocar aunque detrás de ti siempre la
verás pasear
La
sombra
See
tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske tsiitsikitsin kimamatinemi iikaltsin
Wilaka
Adivina adivinando
A
diario
con
la casita va cargando
El
caracol
See
tosaasaanil, see tosaasaanil See totlakaatsin xkeeman tlamis
Otli
Comienza
y no termina.
y
por ahí se camina
El
camino
See
tosaasaanil see tosaasaanil See totlakatsin
nochipa
kwak kiawi notlakeenpatla
Tepeetl
Un
viejito muy vivo cada que llueve cambia de vestido
El
cerro
BIBLIOGRAFÍA
AMITH,
Jonathan (ed.)
1995 La Tradición del Amate. Innovación y
protesta en el Arte Mexicano.
México:
La Casa de las Imágenes.
1991
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aparecer en Tlalocan.
FLORES
FARFÁN, José Antonio
1995a
“Nahuatl Riddles. An illustration of Mexican rethorics over the centuries”,
Yumtzilob, 7, (1), 54-71.
1995 Cuatreros Somos y Toindioma Hablamos.
Contados y Conflictos entre el Náhuatl y el Español en el Sur de México.
Amsterdam: Universidad de Amsterdam, Tesis Doctoral.
1992 Sociolingüística del
Náhuatl. Conservación y Cambio de la Lengua Mexicana en el Alto Balsas. México:
CIESAS
HILL,
Jane H. y Kenneth C. Hill
1986 Speaking Mexicano.
Dynamics of Syncretic Language in Central Mexico. Tucson: University of Arizona
Press.
JOHANSSON,
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1993 La Palabra de los Aztecas. México:
Trillas.
KARTTUNEN,
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1983 An Analytical Dictionary of Nahuatl.
Austin: University of Texas
Press.
LOCKHART,
James
1992 The Nahuas after the
Conquest. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico,
Sixteenth through Eighteenth Centuries. Stanford: Stanford University Press.
Referencias:
1 Una primera versión de este trabajo
apareció en inglés en Yumtzilob 7 (1), 1995, 54-71. Dedico este trabajo a los
habitantes del Alto Balsas, en espera de que continúen luchando por mantener su
integridad lingüística y cultural como lo han hecho con éxito hasta el momento.
Asimismo, expreso mi gratitud a Teresa Rojas Rabiela por los comentarios a la
primera versión de este trabajo, y a don Arnulfo G. Ramírez, quien me enseñó
mis primeras adivinanzas.
2 En el náhuatl previo al contacto su
significado se glosa como “confejuelas para hacer reyr”. (Molina, 1977, 18). Para la escritura
del náhuatl colonial me baso en Andrews (1975).
Para la escritura del náhuatl moderno cf. por ejemplo Ramírez (1992);
Flores Farfán (1992, 1995).
3Jane
H. Hill y Kenneth C. Hill, Speaking mexicano. Dynamics of Syncretic Language in
Central México, Tucson, University of Arizona Press, 1986.
4 Por lo menos en Ahuehuepan. Esta
palabra deriva de teen- “orilla, labio” y tetl “piedra”. En Molina (1977, 99)
teentetl se glosa como “beçote de indio” (cf. Siméon, 1981, 481). Dentro de
este complejo semántico, -teentia significa
“hablar alguno o
entremeterte donde no le
llaman”. Un sentido sugerente que este verbo llega a
tener y que atrapa la naturaleza del replicante de la adivinanza es el que
apunta Karttunen (1983, 226): “With the oblique reflexive in addition to a
direct object prefix, this jeans to make someone serve as a voice for someone
else. Amith (1991) traduce teentetl como “bocón”.
enunciados,
en ocasiones inverosímiles (ir por el valle, echando tortillas) significados
comunes y corrientes de la vida cotidiana (la mariposa). Así, uno de los
aspectos poéticos de las adivinanzas es que pueden romper y a la vez crear y
recrear un sentido.
5 Jonathan Amith (ed.) La tradición
del amate. Innovación y Protesta en el Arte Mexicano, México, La Casa de las
Imágenes, 1995.
6 En
el Balsas localizamos a
dignos “herederos” de
los tlacuilos prehispánicos. Los
tlacuilos prehispánicos practicaban tanto la “escritura” como las
“bellas artes” (tlacuilo según Molina es
“escribano o pintor”). Si bien encontramos una serie de diferencias importantes
entre los productos plásticos de la época prehispánica y los de los tlacuilos
del Balsas, existe un cierto paralelismo de esta imbricación entre “escritura”
y “pintura”, dos aspectos de un
mismo fenómeno cultural y
comunicativo. En este sentido, si bien los códices prehispánicos y los amates modernos difieren radicalmente, en
cierta medida continúan siendo parte de una misma realidad cultural (cf. Amith,
1995).
7 Azteca es intercambiable con
mexica, hecho transmitido por los propios mexicas, enfatizando su identidad
ante los demás pueblos; el éxito de la hegemonía mexica se debe tanto a su dominio militar como a su capacidad de
incorporación de los elementos culturales de los pueblos que llegaron a someter.
8 En la época prehispánica existieron
elaboradas formas de registro no orales, plasmadas en los llamados códices,
registros de una serie de eventos mítico-históricos y religioso-económicos,
entre otros. Los códices se reservaban sobre todo para el relato oficial de los
grandes acontecimientos que el estado mexica intentaba legitimar y perpetuar,
como parte de la tradición oral; sin embargo, sólo una élite de la clase
gobernante tenía acceso y control sobre ellos. Si bien los códices permitían transmitir la
tradición cultural, no se trata de una escritura alfabética. Las formas
utilizadas en los códices
constituye una mezcla
de pictogramas, ideogramas,
y de elementos
que estaban evolucionando hacia
el fonetismo. Esta rica combinación produce desde luego obras de una gran
riqueza plástica.
9 En realidad el estribillo moderno
constituye parte de la respuesta del propio estribillo antiguo (ver libro VI,
Códice Florentino). Esto o bien nos habla del proceso de simplificación que
históricamente han sufrido las fórmulas introductorias de las adivinanzas o
bien de las condiciones, de elicitación y de las características de los
hablantes con los que Sahagún obtuvo su material o de ambas cosas.
10 De no haberse dado la Conquista
española, probablemente este elemento, estilizado, hubiera sido uno de los primeros
en evolucionar hacia un elemento fonético.
11 El uso de éstos y otros neologismos
se circunscribe al género adivinanzas. A diferencia de la creación colonial temprana de los
neologismos, en la que la motivación de éstos respondía a la necesidad de
denominar y apropiarse
de objetos culturales ajenos a
la cultura indígena
(cf. Lockhart, 1992), su uso en la actualidad es parte de la naturaleza
lúdica de estos juegos verbales. Ocasionalmente, también pueden formar parte de
los retos puristas (cf. HilIy HilL, 1986).
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