ZA ZAN TLEINO. SEE TOSAASAANIL. SEE TOSAASAANIL. ADIVINANZAS NAHUAS AYER Y HOY
ZA ZAN TLEINO. SEE TOSAASAANIL. SEE TOSAASAANIL. ADIVINANZAS NAHUAS AYER Y HOY
José Antonio Flores Farfán. Profesor titular C del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en el Área VI Lenguaje y Sociedad y en las siguientes líneas de investigación: Lingüística Aplicada, Sociolingüística, Pragmática, Educación, Lenguas Indígenas. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México y de la Academia Mexicana de Ciencias. Ha sido miembro de la Comisión de Selección para el Programa de Doctorado del CIESAS y es Director de Lingua Pax América Latina. Por su producción multimedia dirigida a niños y por sus investigaciones lingüísticas ha recibido premios desde 1992. Ha impartido múltiples cursos y seminarios en universidades nacionales y extranjeras, ha dictado conferencias tanto en congresos latinoamericanos como europeos y ha publicado un buen número artículos y capítulos de libros. Como investigador ha dirigido y participado en múltiples proyectos de investigación y ha dirigido tesis doctorales, de maestría y de licenciatura.
INTRODUCCIÓN
En este trabajo presentaré un ejemplo de la tradición oral náhuatl que aún mantiene una considerable vitalidad en las comunidades del Alto Balsas, en el centro del estado de Guerrero, de donde proviene el material moderno que presentaré.1 Hoy en día, las adivinanzas, saasaanilli en náhuatl
moderno,2
todavía constituyen un género conversacional vivo muy
preciado por su naturaleza lúdica. En los momentos de ocio en el Balsas, se aprecia mucho la presencia de un buen “cuentero”, es decir, de
1 Una primera versión de este trabajo apareció en inglés en Yumtzilob 7 (1), 1995, 54-71. Dedico este trabajo a los habitantes del Alto Balsas, en espera de que continúen luchando por mantener su integridad lingüística y cultural como lo han hecho con éxito hasta el momento. Asimismo, expreso mi gratitud a Teresa Rojas Rabiela por los comentarios a la primera versión de este trabajo, y a don Arnulfo G. Ramírez, quien me enseñó mis primeras adivinanzas.
2 En el náhuatl previo al contacto su significado se glosa como “confejuelas para hacer reyr”. (Molina, 1977, 18). Para la escritura del náhuatl colonial me baso en Andrews (1975). Para la escritura del náhuatl moderno cf. por ejemplo Ramírez (1992); Flores Farfán (1992, 1995).
personas que conocen un repertorio amplio de, entre otros, cuentos y adivinanzas.
Una característica de las adivinanzas es su naturaleza de reto verbal; con ellas se hace alarde del conocimiento de la lengua y a su vez se pone en aprietos a los interlocutores. Semejantes retos verbales no son exclusivos de las adivinanzas. Por ejemplo, también constituyen el centro de atención de las expresiones puristas3 (cf. Hill y Hill, 1986).
Entre las características que definen la especificidad de las adivinanzas, a diferencia de otros géneros lúdicos como cuentos o chistes, al oyente se le impone una participación activa; i.e., las adivinanzas se caracterizan por su naturaleza dialógica. Esto queda de manifiesto en, por ejemplo, el que en estas comunidades, al que replica la adivinanza se le conoce como teentetl “contestón”.4 Aquel que no llega a adivinar se coloca en una posición subordinada, no exenta de una cierta dosis de burla. Semejante naturaleza dialógica de las adivinanzas también juega con la tensión entre lo dicho y lo no dicho, si bien sobre la base de referente comunes, culturalmente determinados.
Entre los aspectos formales que se explotan en las adivinanzas destacan las claves metafóricas, tan preciadas históricamente por los nahuas (e.g. en el difrasismo). Estas claves se vehiculan sobre todo a través del contenido (e.g. el tomate tiene un huipil —la cáscara— muy apretado, el maguey un dedo —la espina— muy afilado) pero también de la forma (otilca, tecuatica, catltotecuinia: te-tl “la piedra”; ver así mismo infra el caso de la adivinanza antigua del chile). Es decir, se juega
metafóricamente con forma y significado para crear, a partir de “nuevos”
enunciados, en ocasiones inverosímiles (ir por el valle, echando tortillas) significados comunes y corrientes de la vida cotidiana (la mariposa). Así, uno de los aspectos poéticos de las adivinanzas es que pueden romper y a la vez crear y recrear un sentido.
Las adivinanzas también juegan tanto con la lengua como con el habla. Por ejemplo, en ellas es posible encontrar formas que no se utilizan en el habla cotidiana y que explotan la naturaleza polisintética del náhuatl, la repetición y las resonancias fónicas y simbólicas asociadas. Así, las posibilidades del sistema lingüístico pueden llevarse hasta su última expresión, llegando a producir una serie de neologismos característicos de este tipo de discurso (cf. infra las formas para tijeras y botella) e incluso a “violar” ciertas restricciones estructurales.5
Las adivinanzas también cumplen la función social de transmitir un legado cultural de conocimientos, actitudes y valores, en una palabra, de una cosmovisión del mundo, en la reproducción de la cual éstas también juegan un papel sobresaliente. Con ello atisbamos a entender que no se trata de concebir a las adivinanzas como una curiosidad folclórica, sino como un género discursivo que tiene un lugar en el mantenimiento y recreación de la lengua y la cultura indígenas.
La mayoría de los hablantes con los que me ha sido posible recopilar este material son del género masculino, y en las ocasiones en que he podido observar el uso en este contexto, son efectivamente hombres quienes las profieren y también a quienes están dirigidas. En esta cultura las adivinanzas no son, por lo tanto, un juego exclusivo de los niños, y aun cuando no he podido constatar su uso entre las mujeres, en estas comunidades hay que enfatizar que se trata de un género del que disfrutan todos, celebrando el niño que todos llevamos dentro.
El tema es demasiado amplio como para pretender agotarlo aquí. Las
adivinanzas dan pie a investigar una serie de cuestiones poco o para nada
estudiadas dentro de los estudios de lingüística y cultura náhuatl, incluyendo, además de las ya mencionadas, el origen y difusión de las adivinanzas y la naturaleza cultural del humor que conllevan (cf. Amith, 1991), la prosodia náhuatl —ag. su ritmo y cadencias fónicas—, las resonancias simbólicas y culturales que evocan, la organización estilística, y las figuras y tropos del discurso náhuatl características (cf. Johansson, 1993).
En esta ocasión, un aspecto que comenzaré a explorar es el de las continuidades y discontinuidades de las adivinanzas nahuas en perspectiva histórica. Para ello retomaré algunas de las adivinanzas recopiladas por fray Bernardino de Sahagún en el siglo XVI, comparándolas
con algunas de sus manifestaciones actuales en el Alto Balsas.6
LAS ADIVINANZAS NAHUAS. UN PRIMER RECUENTO HISTÓRICO
Es un hecho conocido el que los antiguos mexicanos lograron grandes desarrollos, cristalizados por ejemplo en el florecimiento, en relativamente poco tiempo, de la llamada civilización azteca.7 Esto se manifiesta, entre otros elementos, en su amplio conocimiento de la naturaleza, en el cultivo y perfeccionamiento de las bellas artes, además de su gran interés por el registro de su historia y el desarrollo de la retórica y la cosmovisión
religiosa.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, las adivinanzas son parte de la tradición oral indígena, una tradición que se distingue radicalmente de la forma de transmisión del conocimiento escrito en la cultura occidental contemporánea. En una cultura oral, el medio que se privilegia es el sonido, organizado en palabras a partir del aparato fonador y auditivo; en cambio, en una cultura escrita, se enfatiza el alfabeto como
un medio plasmado en el papel, como un producto de la vista y las
destrezas de la mano.8
Sin embargo, en el caso de las adivinanzas
encontramos una solución de continuidad entre ambas culturas basada en la transmisión oral. Es decir, algo que resulta interesante de las adivinanzas es el que, si bien en nuestra cultura es posible encontrarlas por escrito, de lo que se trata es de platicarlas, jugando y recreándolas oralmente. Esto nos acerca a entender el funcionamiento de las culturas indígenas; después de todo, en algo nos parecemos.
Las adivinanzas no son sólo un pasatiempo muy divertido y creativo en el que se nos reta a pensar rápido o a crear “nuevas” adivinanzas, sino que también nos acercan a entender la cultura en la que se producen; nos dicen mucho de las características sobresalientes de un pueblo en su vida cotidiana: entre otros, de su vestido, utensilios y casa; además de exhibir costumbres, creencias, valores y actitudes, por lo que resultan toda una ventana para asomarse a la historia, el arte verbal y la sociedad de una cultura determinada, en nuestro caso de los mexicas y de los pueblos actuales de habla náhuatl del Alto Balsas.
Esta naturaleza sociocultural e histórica específica de las
adivinanzas va a hacer que algunas de ellas, las que con más fuerza se definen culturalmente, es decir, las más características y distintivas de una cultura, resulten más difíciles de adivinar, a diferencia de aquéllas que se definen de manera más o menos parecida en culturas distintas —en nuestro caso la hispana y la náhuatl. Por ejemplo, considérese la de la cebolla, xonacatl en náhuatl, existente en ambas culturas; las pistas que se dan para adivinar tienen que ver con referencias directas, sea de las características o aspecto físico de la misma o bien de sus efectos (llorar al cortarla). Antes de presentar las adivinanzas propiamente dichas, hay que advertir que los acertijos antiguos se distinguen, entre otros elementos,
porque comienzan con el estribillo za zan tleino, mientras que las
modernas comienzan con se tosaasaanil, se tosaasaanil,9
fórmulas que
equivaldrían a algo así como nuestro “adivina adivinador” o “adivina adivinando”.
En náhuatl “clásico” la adivinanza de la cebolla es:
Za zan tleino Iztactetzintli
quetzalli conmantica
Adivina adivinando:
¿Qué es como una piedra blanca, que de ella van brotando
plumas de quetzal?
La forma del náhuatl actual es:
See tosaasaanil, se tosaasaanil Maaske mas titlaakatl yes pero mitschooktis
Hay que adivinar:
Por más macho que seas, te va a hacer llorar
Por el contrario, aquellas adivinanzas que tienen como referencia
algún objeto muy familiar en una cultura pero casi desconocido en la otra,
evidentemente serán mucho más difíciles de adivinar. Un ejemplo de lo culturalmente determinado en un sasanilli es la adivinanza:
See tosaasaanil, se tosaasaanil Xisiwi!
sitlaalin kwepooni pilkatok kwetlaxak Adivina adivinando: pícale y vete apurando que las estrellas florecen
y ya hay huaraches colgando
para poder adivinarla hay que conocer el guamúchil (Pithecollobium dulce), komochitl en náhuatl, árbol común en la tierra de los nahuas del Alto Balsas, cuyas flores blancas parecen estrellas, muy apreciado por sus semillas comestibles, envueltas en unas vainas que al madurar, parecen huaraches. Como parte de esta naturaleza cultural peculiar a la que remiten las adivinanzas, la del guamúchil puede aplicarse a cualquiera de los árboles de los que cuelguen vainas, como el chamolin (Caesalpina pulcherrima) que consumen los nahuas del Alto Balsas o el del árbol de xinicuitl que aparece en el Códice Florentino.
Es interesante notar que algunas de las adivinanzas se han mantenido intactas o casi intactas a lo largo del tiempo, mientras que otras se han transformado o adaptado a las nuevas realidades producto del contacto y muchas veces conflicto, con la cultura europea o mestiza. Por ejemplo, en la época prehispánica los hombres utilizaban, para cubrir las partes nobles, la prenda llamada maxtlatl, un paño enrollado a la cintura que se pasaba por la entrepierna. Esta es la respuesta a la adivinanza:
Za zan tleino Nipa niauh nipa xiauh
umpa tontonamiquizque
No hay más que adivinar: Yo por allí
tú por allá y por allí nos vamos
a encontrar
Su forma moderna es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Nan tias
nepa timonaammikin
Por aquí irás y por allá
me encontrarás
Ante la desaparición del maxtlatl, en algún momento de la Colonia, esta adivinanza se adaptó al cintillo, el cordón con el que se ata lo que hoy en día se identifica como la típica vestimenta indígena masculina, el calzón de manta, el cual en realidad se origina en el siglo XVI. La respuesta en náhuatl es:
Mokalsonmekayo
el cintillo de tu calzón de manta
Tal vez en el futuro esta adivinanza llegue a adaptarse, o esté adaptándose, al cinturón moderno. Con esto también podemos ver que existen adivinanzas a las que podemos responder con cosas más o menos equivalentes o familiares para nosotros, o que ya han sido integradas a la cultura de los nahuas Otro ejemplo es:
See tosaasaanil, se tosaasaanjl Maaske mas tikwalaantok pero tikpipitsos
La tomarás con cuidado y besitos le darás
por más que estés enojado
La respuesta es el aatekomatl, el bule o tecomate, donde los nahuas cargan el agua para beber al salir al campo, aunque también puede ser la botella. Otra forma de esta adivinanza, en donde para entenderla se juega con la naturaleza sonora de la lengua y de los mecanismos de composición de las palabras en náhuatl es:
See tosaasaanil, see tosaasaanjl Tsiinstsiinkirianteenpitskoontsin la botella
Este neologismo contiene: —tsiin— derivado de “nalga, base”, y sin vocal larga “diminutivo o reverencial”. Es interesante notar que tsiitsikitsin significa “poquito, chiquito”, con lo que también se alude al habla de los niños. Con esta partícula se forman un buen número de verbos y sustantivos nahuas. Una muestra fehaciente de su productividad es que
ya en la época prehispánica el dibujo de una nalga se utilizaba para
representar el sonido —tsiin—— con el significado de asentamiento.10 -
kirian- tiene que ver con un juego de niños alrededor del árbol del cirian (Crescentia alata); —teen— se deriva de “labio, orilla”, -pits- proviene del tema verbal “chupar, besar” y —koon-— del sustantivo para “olla”, koontli. Otro acertijo en el que se sigue un procedimiento análogo es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaahwa11
A diferencia de la anterior que puede adaptarse a un elemento nativo (el tecomate), la respuesta a esta adivinanza es la tijera, con lo que estamos ante una adivinanza bilingüe, producto del contacto, En el caso
10 De no haberse dado la Conquista española, probablemente este elemento, estilizado, hubiera sido uno de los primeros en evolucionar hacia un elemento fonético.
11 El uso de éstos y otros neologismos se circunscribe al género adivinanzas. A diferencia de la creación colonial temprana de los neologismos, en la que la motivación de éstos respondía a la necesidad de denominar y apropiarse de objetos culturales ajenos a la cultura indígena (cf. Lockhart, 1992), su uso en la actualidad es parte de la naturaleza lúdica de estos juegos verbales. Ocasionalmente, también pueden formar parte de los retos puristas (cf. HilIy HilL, 1986).
de Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaakwa las partes que se añaden son tson-, de tsontli “pelo”, y —kwaa-— reduplicado, proveniente de la raíz para “comer, morder”.
Estos neologismos, producto del juego y el alarde verbales característicos de la creación de “nuevas” adivinanzas, nos lleva a formular preguntas como ¿qué objetos desaparecieron, en qué se convirtieron, y cuáles prevalecieron?
OTRAS ADIVINANZAS NAHUAS DE AYER Y DE HOY
Así que al asomarnos a las diferencias entre las adivinanzas nahuas de la época prehispánica y las actuales, podemos encontrar que, por ejemplo, algunos elementos de la cultura material dejaron de ser operativos, cediendo el paso a los nuevos objetos de la cultura de los conquistadores; posiblemente también hay adivinanzas que desaparecieron o por lo menos no mantuvieron intacta su forma o significación, como en el acertijo referido a la baqueta del teponaztli, cuyo uso es muy limitado actualmente:
Za zan tleino Xoncholo noncholoz Olmaitl Salta tú
que saltaré yo
si el cuero no se rompió La baqueta del teponaztli
Ya hemos hablado del maxtlatl como una ilustración de un elemento autóctono que fue sustituido por la prenda introducida durante la Colonia para los varones indígenas, el calzón de manta de algodón. Otro elemento que quizá se adaptó a la prenda que correspondía a una adivinanza prehispánica se refiere a la camisa. En el Códice Florentino, hay una adivinanza que dice así:
Za zan tleino Excampa ticalaqui zan cecni tiquiza Tocamisa
Adivínala si sabes: Desnudo entras por tres lugares,
vestido por uno sales Nuestra camisa
La respuesta es una de las primeras palabras híbridas que se registran como producto del contacto náhuatl-español. Es posible que ésta haya sido introducida por la resonancia fonética entre toca-mi-sa y ti-ca- laqui…cec-ni tiqui-za
La palabra para una prenda femenina de origen prehispánico, el huipilli, se utiliza en un acertijo muy mexicano: el del tomate, tomatl en náhuatl; la adivinanza:
Za zan tleino uipiltitich tomatl
A la comida invitado, de huipil muy apretado
el tomate
ha mantenido intacto su significado, aunque ha recreado su forma:
See tosaasanil, see tosaasaanil See ichpokatsin
iitlakeen melaak pistik
tomatl
A que no lo has adivinado:
¿Quién es la muchacha, con el huipil tan apretado? el tomate
Las metáforas siguen, sin embargo, basándose en las prendas de vestir. Otro caso análogo es el de la aguja, en el que la adivinanza se ha simplificado notablemente. Hoy en día, la adivinanza puede ser así:
See tosaasaanil, see tosaasaanil San see iixtetetsitsinte akoxa
De sus ojitos
tuertita La aguja
En el Códice Florentino, Sahagún registró:
Za zan tleino Icuitlaxcol quihuilana tepetozcatl quitoca huitzmallotl
Adivina adivinando:
Con las tripas arrastrando por el valle va pasando
la aguja
Hasta aquí hemos hablado de algunas cosas que desaparecieron o fueron transformadas o adaptadas a las nuevas realidades de la cultura material. Deleitémonos, por último, con algunas de las adivinanzas prehispánicas que han prevalecido hasta nuestros días, signo de la vitalidad e importancia que estos géneros orales tienen en la reproducción de la cultura indígena:
Za zan tleino Chimalli itic tentica ca chilli
Chiquitos pero picudos por dentro lleno de escudos
el chile
Nótese que la respuesta a esta adivinanza está ya contenida, tanto en la pista metafórica que alude al chile (el interior lleno de escudos), como en la secuencia silábica de la propia pregunta (chi-malli). Como ya no existen escudos, una de las posibles formas actuales de esta adivinanza es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil See teelpokawa tlaakati istaak
nemi xoxookki waan miki chiichiiltik
chiilli
Blanco fue su nacimiento
verde su vivir colorado se va poniedo
cuando se tiene que morir el chile
En la cual la última palabra sigue prácticamente los mismos procedimientos metafóricos (e.g. un muchacho de colores) y fonéticos (chii chii l -t-i-k).
Otro acertijo construido con una metáfora que utiliza un elemento de una actividad cien por ciento mexicana, echar tortillas, se refiere a:
Za zan tleino Tepetozcatl quitoca momamatlaxcalotiuh Papalotl
Por el valle, colorida, revuela dando palmadas como quien echa tortillas La mariposa
Para terminar, vale la pena consignar una miscelánea de adivinanzas nuevas y antiguas. Una posiblemente nueva:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Xneechkitski pan nokolita maa nontlaxteki
Xopilli
Agarra mi colita
que robaré una probadita La cuchara
Una antigua que ha visto radicalmente modificadas las condiciones del contexto social y cultural en las que se define es:
Za zan tleino Ye oalquiza
xicui moteuh Cuitlatl
Adivina adivinando:
¿Qué será que va saliendo?
ve tu piedra agarrando!
El excremento
Lo anterior porque el valor atribuido al excremento difiere radicalmente de la época prehispánica a nuestros días. Para los mexicas el excremento se concebía básicamente como un elemento sagrado, como el nutriente por excelencia de la tierra, desde luego vinculado a los rituales de reproducción de la vida misma. Al parecer hoy en día esta conceptualización prácticamente ha desaparecido para dar paso a una acepción más próxima al uso peyorativo que se le da en las lenguas modernas, como en las expresiones ¡shit!, ¡mierda!, ¡merde!, etcétera...
De esta manera, vemos que las adivinanzas constituyen todo un espejo que nos ayuda a entender los cambios y las persistencias de una cultura, y por ello también constituyen una forma de asomarse a los procesos históricos de recreación de las propias tradiciones culturales. Atisbamos a entender, así, las contradicciones y la riqueza creativa dentro de la que se juegan y resuelven los enfrentamientos y conflictos entre grupos portadores de tradiciones socioculturales milenarias, en ocasiones diametralmente distintas. Esta historia de confrontación y amalgamamiento de realidades distintas es palpable también al comparar las diferencias entre el náhuatl “clásico” y cualquiera de sus variedades modernas, lo cual también se manifiesta en las propias adivinanzas y constituye todo un tema de investigación por separado (cf. entre otros, Hill y Hill, 1986; Lockhan, 1992, Flores Farfán, 1995).
APÉNDICE. ADIVINANZAS NAHUAS DEL BALSAS
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias pan se tepeetl
umpa soowtok see manta istaak Kaakaaloxoochitl
Del campo preferida por el cerro hallarás
una blanca manta extendida
Flor de cuervo
(Plumeria acutifolia)
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see tepeetl iitlakotian tepeetl
tikoneextis san see pozo
Moxiik
¿Adivinarás? Enmedio del cerro un solo pozo
te encontrarás
Tu ombligo
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see lomita
tikoneextis aatl iitlakotian lomita kiistok aatl iipan iiyekapitsian
iiyekapitsio poyek Moyekakwitl
Enmedio de la loma encumbrado
brota agua de un manantial bastante salado
Tu moco
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see kalli
umpa tikoneextis see lamatsin kipia miak tlaxkalsosolli
Chiitatli
Si vas a una casa, jura que hallarás una viejita con mucha tortilla dura La chita
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tiasiipan see tepeetl
umpa tikoneextis see lamatsin tlaxkalsosolli pewtok
Awatl
En una loma espinuda hallarás una viejita tirando tortilla dura
El nopal
(Opuntia tuna)
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias upan see tepeetl
umpa moomoostla kwalkaan kichiiwtoke misa
Tsopilomeh
Si vas al cerro, de plano a diario en misa hallarás a mucha gente temprano
Los zopilotes
See tosaasaanil, see tosaasaanil Iipewian iipitstoontsin litlamian iichikotsin
pitso
Cara de trompeta cola de chicote
El puerco
See tosaasaanil, see tosaasaanil Iipan see tekorraliitik nitotitok
san see koneetsintli Monenepil
Un niñito muy hablantín a la mitad del corral
la hace de bailarín
Tu lengua
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas tikwalaantok pero tikpancholwis
Tetsakayootl Para salir o entrar
por más que estés enojado
la vas a tener que pasar
La puerta
See tosaasaanil, see tosaasaanjl Maaske mas tikitasneki
xwel tikitas
Mixkwaatew
Por más que quieras y trates nunca la podrás mirar aunque sin ningún esfuerzo siempre la podrás tocar
La frente
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas timotlalos
pero mitstlaanis
Tikpia para tlatsiintlan Hay que adivinar
Por más que corras y corras
siempre te habrá de ganar
La diarrea
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas xtimopaatsosneki
pero timopaatsos Nitoniw
Hay que adivinar
Por más seco que quieras estar siempre te habrá de mojar
El sudor
See tosaasanil, see tosaasaanil Maaske mas tikasisneki xkeeman tikasis
Sombra
Por más que quieras y trates nunca la podrás tocar aunque detrás de ti siempre la verás pasear
La sombra
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske tsiitsikitsin kimamatinemi iikaltsin
Wilaka Adivina adivinando
A diario
con la casita va cargando
El caracol
See tosaasaanil, see tosaasaanil See totlakaatsin xkeeman tlamis
Otli
Comienza y no termina.
y por ahí se camina
El camino
See tosaasaanil see tosaasaanil See totlakatsin
nochipa kwak kiawi notlakeenpatla
Tepeetl
Un viejito muy vivo cada que llueve cambia de vestido
El cerro
BIBLIOGRAFÍA
AMITH, Jonathan (ed.)
1995 La Tradición del Amate. Innovación y protesta en el Arte Mexicano.
México: La Casa de las Imágenes.
1991 “Tan ancha como tu abuela”: Adivinanzas nahuas de Guerrero Central”, por aparecer en Tlalocan.
FLORES FARFÁN, José Antonio
1995a “Nahuatl Riddles. An illustration of Mexican rethorics over the centuries”, Yumtzilob, 7, (1), 54-71.
1995 Cuatreros Somos y Toindioma Hablamos. Contados y Conflictos entre el Náhuatl y el Español en el Sur de México. Amsterdam: Universidad de Amsterdam, Tesis Doctoral.
1992 Sociolingüística del Náhuatl. Conservación y Cambio de la Lengua Mexicana en el Alto Balsas. México: CIESAS
HILL, Jane H. y Kenneth C. Hill
1986 Speaking Mexicano. Dynamics of Syncretic Language in Central Mexico. Tucson: University of Arizona Press.
JOHANSSON, Patrick
1993 La Palabra de los Aztecas. México: Trillas.
KARTTUNEN, Frances
1983 An Analytical Dictionary of Nahuatl. Austin: University of Texas
Press.
LOCKHART, James
1992 The Nahuas after the Conquest. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Sixteenth through Eighteenth Centuries. Stanford: Stanford University Press.
José Antonio Flores Farfán. Profesor titular C del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en el Área VI Lenguaje y Sociedad y en las siguientes líneas de investigación: Lingüística Aplicada, Sociolingüística, Pragmática, Educación, Lenguas Indígenas. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México y de la Academia Mexicana de Ciencias. Ha sido miembro de la Comisión de Selección para el Programa de Doctorado del CIESAS y es Director de Lingua Pax América Latina. Por su producción multimedia dirigida a niños y por sus investigaciones lingüísticas ha recibido premios desde 1992. Ha impartido múltiples cursos y seminarios en universidades nacionales y extranjeras, ha dictado conferencias tanto en congresos latinoamericanos como europeos y ha publicado un buen número artículos y capítulos de libros. Como investigador ha dirigido y participado en múltiples proyectos de investigación y ha dirigido tesis doctorales, de maestría y de licenciatura.
INTRODUCCIÓN
En este trabajo presentaré un ejemplo de la tradición oral náhuatl que aún mantiene una considerable vitalidad en las comunidades del Alto Balsas, en el centro del estado de Guerrero, de donde proviene el material moderno que presentaré.1 Hoy en día, las adivinanzas, saasaanilli en náhuatl
moderno,2
todavía constituyen un género conversacional vivo muy
preciado por su naturaleza lúdica. En los momentos de ocio en el Balsas, se aprecia mucho la presencia de un buen “cuentero”, es decir, de
1 Una primera versión de este trabajo apareció en inglés en Yumtzilob 7 (1), 1995, 54-71. Dedico este trabajo a los habitantes del Alto Balsas, en espera de que continúen luchando por mantener su integridad lingüística y cultural como lo han hecho con éxito hasta el momento. Asimismo, expreso mi gratitud a Teresa Rojas Rabiela por los comentarios a la primera versión de este trabajo, y a don Arnulfo G. Ramírez, quien me enseñó mis primeras adivinanzas.
2 En el náhuatl previo al contacto su significado se glosa como “confejuelas para hacer reyr”. (Molina, 1977, 18). Para la escritura del náhuatl colonial me baso en Andrews (1975). Para la escritura del náhuatl moderno cf. por ejemplo Ramírez (1992); Flores Farfán (1992, 1995).
personas que conocen un repertorio amplio de, entre otros, cuentos y adivinanzas.
Una característica de las adivinanzas es su naturaleza de reto verbal; con ellas se hace alarde del conocimiento de la lengua y a su vez se pone en aprietos a los interlocutores. Semejantes retos verbales no son exclusivos de las adivinanzas. Por ejemplo, también constituyen el centro de atención de las expresiones puristas3 (cf. Hill y Hill, 1986).
Entre las características que definen la especificidad de las adivinanzas, a diferencia de otros géneros lúdicos como cuentos o chistes, al oyente se le impone una participación activa; i.e., las adivinanzas se caracterizan por su naturaleza dialógica. Esto queda de manifiesto en, por ejemplo, el que en estas comunidades, al que replica la adivinanza se le conoce como teentetl “contestón”.4 Aquel que no llega a adivinar se coloca en una posición subordinada, no exenta de una cierta dosis de burla. Semejante naturaleza dialógica de las adivinanzas también juega con la tensión entre lo dicho y lo no dicho, si bien sobre la base de referente comunes, culturalmente determinados.
Entre los aspectos formales que se explotan en las adivinanzas destacan las claves metafóricas, tan preciadas históricamente por los nahuas (e.g. en el difrasismo). Estas claves se vehiculan sobre todo a través del contenido (e.g. el tomate tiene un huipil —la cáscara— muy apretado, el maguey un dedo —la espina— muy afilado) pero también de la forma (otilca, tecuatica, catltotecuinia: te-tl “la piedra”; ver así mismo infra el caso de la adivinanza antigua del chile). Es decir, se juega
metafóricamente con forma y significado para crear, a partir de “nuevos”
enunciados, en ocasiones inverosímiles (ir por el valle, echando tortillas) significados comunes y corrientes de la vida cotidiana (la mariposa). Así, uno de los aspectos poéticos de las adivinanzas es que pueden romper y a la vez crear y recrear un sentido.
Las adivinanzas también juegan tanto con la lengua como con el habla. Por ejemplo, en ellas es posible encontrar formas que no se utilizan en el habla cotidiana y que explotan la naturaleza polisintética del náhuatl, la repetición y las resonancias fónicas y simbólicas asociadas. Así, las posibilidades del sistema lingüístico pueden llevarse hasta su última expresión, llegando a producir una serie de neologismos característicos de este tipo de discurso (cf. infra las formas para tijeras y botella) e incluso a “violar” ciertas restricciones estructurales.5
Las adivinanzas también cumplen la función social de transmitir un legado cultural de conocimientos, actitudes y valores, en una palabra, de una cosmovisión del mundo, en la reproducción de la cual éstas también juegan un papel sobresaliente. Con ello atisbamos a entender que no se trata de concebir a las adivinanzas como una curiosidad folclórica, sino como un género discursivo que tiene un lugar en el mantenimiento y recreación de la lengua y la cultura indígenas.
La mayoría de los hablantes con los que me ha sido posible recopilar este material son del género masculino, y en las ocasiones en que he podido observar el uso en este contexto, son efectivamente hombres quienes las profieren y también a quienes están dirigidas. En esta cultura las adivinanzas no son, por lo tanto, un juego exclusivo de los niños, y aun cuando no he podido constatar su uso entre las mujeres, en estas comunidades hay que enfatizar que se trata de un género del que disfrutan todos, celebrando el niño que todos llevamos dentro.
El tema es demasiado amplio como para pretender agotarlo aquí. Las
adivinanzas dan pie a investigar una serie de cuestiones poco o para nada
estudiadas dentro de los estudios de lingüística y cultura náhuatl, incluyendo, además de las ya mencionadas, el origen y difusión de las adivinanzas y la naturaleza cultural del humor que conllevan (cf. Amith, 1991), la prosodia náhuatl —ag. su ritmo y cadencias fónicas—, las resonancias simbólicas y culturales que evocan, la organización estilística, y las figuras y tropos del discurso náhuatl características (cf. Johansson, 1993).
En esta ocasión, un aspecto que comenzaré a explorar es el de las continuidades y discontinuidades de las adivinanzas nahuas en perspectiva histórica. Para ello retomaré algunas de las adivinanzas recopiladas por fray Bernardino de Sahagún en el siglo XVI, comparándolas
con algunas de sus manifestaciones actuales en el Alto Balsas.6
LAS ADIVINANZAS NAHUAS. UN PRIMER RECUENTO HISTÓRICO
Es un hecho conocido el que los antiguos mexicanos lograron grandes desarrollos, cristalizados por ejemplo en el florecimiento, en relativamente poco tiempo, de la llamada civilización azteca.7 Esto se manifiesta, entre otros elementos, en su amplio conocimiento de la naturaleza, en el cultivo y perfeccionamiento de las bellas artes, además de su gran interés por el registro de su historia y el desarrollo de la retórica y la cosmovisión
religiosa.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, las adivinanzas son parte de la tradición oral indígena, una tradición que se distingue radicalmente de la forma de transmisión del conocimiento escrito en la cultura occidental contemporánea. En una cultura oral, el medio que se privilegia es el sonido, organizado en palabras a partir del aparato fonador y auditivo; en cambio, en una cultura escrita, se enfatiza el alfabeto como
un medio plasmado en el papel, como un producto de la vista y las
destrezas de la mano.8
Sin embargo, en el caso de las adivinanzas
encontramos una solución de continuidad entre ambas culturas basada en la transmisión oral. Es decir, algo que resulta interesante de las adivinanzas es el que, si bien en nuestra cultura es posible encontrarlas por escrito, de lo que se trata es de platicarlas, jugando y recreándolas oralmente. Esto nos acerca a entender el funcionamiento de las culturas indígenas; después de todo, en algo nos parecemos.
Las adivinanzas no son sólo un pasatiempo muy divertido y creativo en el que se nos reta a pensar rápido o a crear “nuevas” adivinanzas, sino que también nos acercan a entender la cultura en la que se producen; nos dicen mucho de las características sobresalientes de un pueblo en su vida cotidiana: entre otros, de su vestido, utensilios y casa; además de exhibir costumbres, creencias, valores y actitudes, por lo que resultan toda una ventana para asomarse a la historia, el arte verbal y la sociedad de una cultura determinada, en nuestro caso de los mexicas y de los pueblos actuales de habla náhuatl del Alto Balsas.
Esta naturaleza sociocultural e histórica específica de las
adivinanzas va a hacer que algunas de ellas, las que con más fuerza se definen culturalmente, es decir, las más características y distintivas de una cultura, resulten más difíciles de adivinar, a diferencia de aquéllas que se definen de manera más o menos parecida en culturas distintas —en nuestro caso la hispana y la náhuatl. Por ejemplo, considérese la de la cebolla, xonacatl en náhuatl, existente en ambas culturas; las pistas que se dan para adivinar tienen que ver con referencias directas, sea de las características o aspecto físico de la misma o bien de sus efectos (llorar al cortarla). Antes de presentar las adivinanzas propiamente dichas, hay que advertir que los acertijos antiguos se distinguen, entre otros elementos,
porque comienzan con el estribillo za zan tleino, mientras que las
modernas comienzan con se tosaasaanil, se tosaasaanil,9
fórmulas que
equivaldrían a algo así como nuestro “adivina adivinador” o “adivina adivinando”.
En náhuatl “clásico” la adivinanza de la cebolla es:
Za zan tleino Iztactetzintli
quetzalli conmantica
Adivina adivinando:
¿Qué es como una piedra blanca, que de ella van brotando
plumas de quetzal?
La forma del náhuatl actual es:
See tosaasaanil, se tosaasaanil Maaske mas titlaakatl yes pero mitschooktis
Hay que adivinar:
Por más macho que seas, te va a hacer llorar
Por el contrario, aquellas adivinanzas que tienen como referencia
algún objeto muy familiar en una cultura pero casi desconocido en la otra,
evidentemente serán mucho más difíciles de adivinar. Un ejemplo de lo culturalmente determinado en un sasanilli es la adivinanza:
See tosaasaanil, se tosaasaanil Xisiwi!
sitlaalin kwepooni pilkatok kwetlaxak Adivina adivinando: pícale y vete apurando que las estrellas florecen
y ya hay huaraches colgando
para poder adivinarla hay que conocer el guamúchil (Pithecollobium dulce), komochitl en náhuatl, árbol común en la tierra de los nahuas del Alto Balsas, cuyas flores blancas parecen estrellas, muy apreciado por sus semillas comestibles, envueltas en unas vainas que al madurar, parecen huaraches. Como parte de esta naturaleza cultural peculiar a la que remiten las adivinanzas, la del guamúchil puede aplicarse a cualquiera de los árboles de los que cuelguen vainas, como el chamolin (Caesalpina pulcherrima) que consumen los nahuas del Alto Balsas o el del árbol de xinicuitl que aparece en el Códice Florentino.
Es interesante notar que algunas de las adivinanzas se han mantenido intactas o casi intactas a lo largo del tiempo, mientras que otras se han transformado o adaptado a las nuevas realidades producto del contacto y muchas veces conflicto, con la cultura europea o mestiza. Por ejemplo, en la época prehispánica los hombres utilizaban, para cubrir las partes nobles, la prenda llamada maxtlatl, un paño enrollado a la cintura que se pasaba por la entrepierna. Esta es la respuesta a la adivinanza:
Za zan tleino Nipa niauh nipa xiauh
umpa tontonamiquizque
No hay más que adivinar: Yo por allí
tú por allá y por allí nos vamos
a encontrar
Su forma moderna es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Nan tias
nepa timonaammikin
Por aquí irás y por allá
me encontrarás
Ante la desaparición del maxtlatl, en algún momento de la Colonia, esta adivinanza se adaptó al cintillo, el cordón con el que se ata lo que hoy en día se identifica como la típica vestimenta indígena masculina, el calzón de manta, el cual en realidad se origina en el siglo XVI. La respuesta en náhuatl es:
Mokalsonmekayo
el cintillo de tu calzón de manta
Tal vez en el futuro esta adivinanza llegue a adaptarse, o esté adaptándose, al cinturón moderno. Con esto también podemos ver que existen adivinanzas a las que podemos responder con cosas más o menos equivalentes o familiares para nosotros, o que ya han sido integradas a la cultura de los nahuas Otro ejemplo es:
See tosaasaanil, se tosaasaanjl Maaske mas tikwalaantok pero tikpipitsos
La tomarás con cuidado y besitos le darás
por más que estés enojado
La respuesta es el aatekomatl, el bule o tecomate, donde los nahuas cargan el agua para beber al salir al campo, aunque también puede ser la botella. Otra forma de esta adivinanza, en donde para entenderla se juega con la naturaleza sonora de la lengua y de los mecanismos de composición de las palabras en náhuatl es:
See tosaasaanil, see tosaasaanjl Tsiinstsiinkirianteenpitskoontsin la botella
Este neologismo contiene: —tsiin— derivado de “nalga, base”, y sin vocal larga “diminutivo o reverencial”. Es interesante notar que tsiitsikitsin significa “poquito, chiquito”, con lo que también se alude al habla de los niños. Con esta partícula se forman un buen número de verbos y sustantivos nahuas. Una muestra fehaciente de su productividad es que
ya en la época prehispánica el dibujo de una nalga se utilizaba para
representar el sonido —tsiin—— con el significado de asentamiento.10 -
kirian- tiene que ver con un juego de niños alrededor del árbol del cirian (Crescentia alata); —teen— se deriva de “labio, orilla”, -pits- proviene del tema verbal “chupar, besar” y —koon-— del sustantivo para “olla”, koontli. Otro acertijo en el que se sigue un procedimiento análogo es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaahwa11
A diferencia de la anterior que puede adaptarse a un elemento nativo (el tecomate), la respuesta a esta adivinanza es la tijera, con lo que estamos ante una adivinanza bilingüe, producto del contacto, En el caso
10 De no haberse dado la Conquista española, probablemente este elemento, estilizado, hubiera sido uno de los primeros en evolucionar hacia un elemento fonético.
11 El uso de éstos y otros neologismos se circunscribe al género adivinanzas. A diferencia de la creación colonial temprana de los neologismos, en la que la motivación de éstos respondía a la necesidad de denominar y apropiarse de objetos culturales ajenos a la cultura indígena (cf. Lockhart, 1992), su uso en la actualidad es parte de la naturaleza lúdica de estos juegos verbales. Ocasionalmente, también pueden formar parte de los retos puristas (cf. HilIy HilL, 1986).
de Tsiintsiinkiriantsiintsonkwaakwa las partes que se añaden son tson-, de tsontli “pelo”, y —kwaa-— reduplicado, proveniente de la raíz para “comer, morder”.
Estos neologismos, producto del juego y el alarde verbales característicos de la creación de “nuevas” adivinanzas, nos lleva a formular preguntas como ¿qué objetos desaparecieron, en qué se convirtieron, y cuáles prevalecieron?
OTRAS ADIVINANZAS NAHUAS DE AYER Y DE HOY
Así que al asomarnos a las diferencias entre las adivinanzas nahuas de la época prehispánica y las actuales, podemos encontrar que, por ejemplo, algunos elementos de la cultura material dejaron de ser operativos, cediendo el paso a los nuevos objetos de la cultura de los conquistadores; posiblemente también hay adivinanzas que desaparecieron o por lo menos no mantuvieron intacta su forma o significación, como en el acertijo referido a la baqueta del teponaztli, cuyo uso es muy limitado actualmente:
Za zan tleino Xoncholo noncholoz Olmaitl Salta tú
que saltaré yo
si el cuero no se rompió La baqueta del teponaztli
Ya hemos hablado del maxtlatl como una ilustración de un elemento autóctono que fue sustituido por la prenda introducida durante la Colonia para los varones indígenas, el calzón de manta de algodón. Otro elemento que quizá se adaptó a la prenda que correspondía a una adivinanza prehispánica se refiere a la camisa. En el Códice Florentino, hay una adivinanza que dice así:
Za zan tleino Excampa ticalaqui zan cecni tiquiza Tocamisa
Adivínala si sabes: Desnudo entras por tres lugares,
vestido por uno sales Nuestra camisa
La respuesta es una de las primeras palabras híbridas que se registran como producto del contacto náhuatl-español. Es posible que ésta haya sido introducida por la resonancia fonética entre toca-mi-sa y ti-ca- laqui…cec-ni tiqui-za
La palabra para una prenda femenina de origen prehispánico, el huipilli, se utiliza en un acertijo muy mexicano: el del tomate, tomatl en náhuatl; la adivinanza:
Za zan tleino uipiltitich tomatl
A la comida invitado, de huipil muy apretado
el tomate
ha mantenido intacto su significado, aunque ha recreado su forma:
See tosaasanil, see tosaasaanil See ichpokatsin
iitlakeen melaak pistik
tomatl
A que no lo has adivinado:
¿Quién es la muchacha, con el huipil tan apretado? el tomate
Las metáforas siguen, sin embargo, basándose en las prendas de vestir. Otro caso análogo es el de la aguja, en el que la adivinanza se ha simplificado notablemente. Hoy en día, la adivinanza puede ser así:
See tosaasaanil, see tosaasaanil San see iixtetetsitsinte akoxa
De sus ojitos
tuertita La aguja
En el Códice Florentino, Sahagún registró:
Za zan tleino Icuitlaxcol quihuilana tepetozcatl quitoca huitzmallotl
Adivina adivinando:
Con las tripas arrastrando por el valle va pasando
la aguja
Hasta aquí hemos hablado de algunas cosas que desaparecieron o fueron transformadas o adaptadas a las nuevas realidades de la cultura material. Deleitémonos, por último, con algunas de las adivinanzas prehispánicas que han prevalecido hasta nuestros días, signo de la vitalidad e importancia que estos géneros orales tienen en la reproducción de la cultura indígena:
Za zan tleino Chimalli itic tentica ca chilli
Chiquitos pero picudos por dentro lleno de escudos
el chile
Nótese que la respuesta a esta adivinanza está ya contenida, tanto en la pista metafórica que alude al chile (el interior lleno de escudos), como en la secuencia silábica de la propia pregunta (chi-malli). Como ya no existen escudos, una de las posibles formas actuales de esta adivinanza es:
See tosaasaanil, see tosaasaanil See teelpokawa tlaakati istaak
nemi xoxookki waan miki chiichiiltik
chiilli
Blanco fue su nacimiento
verde su vivir colorado se va poniedo
cuando se tiene que morir el chile
En la cual la última palabra sigue prácticamente los mismos procedimientos metafóricos (e.g. un muchacho de colores) y fonéticos (chii chii l -t-i-k).
Otro acertijo construido con una metáfora que utiliza un elemento de una actividad cien por ciento mexicana, echar tortillas, se refiere a:
Za zan tleino Tepetozcatl quitoca momamatlaxcalotiuh Papalotl
Por el valle, colorida, revuela dando palmadas como quien echa tortillas La mariposa
Para terminar, vale la pena consignar una miscelánea de adivinanzas nuevas y antiguas. Una posiblemente nueva:
See tosaasaanil, see tosaasaanil Xneechkitski pan nokolita maa nontlaxteki
Xopilli
Agarra mi colita
que robaré una probadita La cuchara
Una antigua que ha visto radicalmente modificadas las condiciones del contexto social y cultural en las que se define es:
Za zan tleino Ye oalquiza
xicui moteuh Cuitlatl
Adivina adivinando:
¿Qué será que va saliendo?
ve tu piedra agarrando!
El excremento
Lo anterior porque el valor atribuido al excremento difiere radicalmente de la época prehispánica a nuestros días. Para los mexicas el excremento se concebía básicamente como un elemento sagrado, como el nutriente por excelencia de la tierra, desde luego vinculado a los rituales de reproducción de la vida misma. Al parecer hoy en día esta conceptualización prácticamente ha desaparecido para dar paso a una acepción más próxima al uso peyorativo que se le da en las lenguas modernas, como en las expresiones ¡shit!, ¡mierda!, ¡merde!, etcétera...
De esta manera, vemos que las adivinanzas constituyen todo un espejo que nos ayuda a entender los cambios y las persistencias de una cultura, y por ello también constituyen una forma de asomarse a los procesos históricos de recreación de las propias tradiciones culturales. Atisbamos a entender, así, las contradicciones y la riqueza creativa dentro de la que se juegan y resuelven los enfrentamientos y conflictos entre grupos portadores de tradiciones socioculturales milenarias, en ocasiones diametralmente distintas. Esta historia de confrontación y amalgamamiento de realidades distintas es palpable también al comparar las diferencias entre el náhuatl “clásico” y cualquiera de sus variedades modernas, lo cual también se manifiesta en las propias adivinanzas y constituye todo un tema de investigación por separado (cf. entre otros, Hill y Hill, 1986; Lockhan, 1992, Flores Farfán, 1995).
APÉNDICE. ADIVINANZAS NAHUAS DEL BALSAS
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias pan se tepeetl
umpa soowtok see manta istaak Kaakaaloxoochitl
Del campo preferida por el cerro hallarás
una blanca manta extendida
Flor de cuervo
(Plumeria acutifolia)
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see tepeetl iitlakotian tepeetl
tikoneextis san see pozo
Moxiik
¿Adivinarás? Enmedio del cerro un solo pozo
te encontrarás
Tu ombligo
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see lomita
tikoneextis aatl iitlakotian lomita kiistok aatl iipan iiyekapitsian
iiyekapitsio poyek Moyekakwitl
Enmedio de la loma encumbrado
brota agua de un manantial bastante salado
Tu moco
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias iipan see kalli
umpa tikoneextis see lamatsin kipia miak tlaxkalsosolli
Chiitatli
Si vas a una casa, jura que hallarás una viejita con mucha tortilla dura La chita
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tiasiipan see tepeetl
umpa tikoneextis see lamatsin tlaxkalsosolli pewtok
Awatl
En una loma espinuda hallarás una viejita tirando tortilla dura
El nopal
(Opuntia tuna)
See tosaasaanil, see tosaasaanil Tias upan see tepeetl
umpa moomoostla kwalkaan kichiiwtoke misa
Tsopilomeh
Si vas al cerro, de plano a diario en misa hallarás a mucha gente temprano
Los zopilotes
See tosaasaanil, see tosaasaanil Iipewian iipitstoontsin litlamian iichikotsin
pitso
Cara de trompeta cola de chicote
El puerco
See tosaasaanil, see tosaasaanil Iipan see tekorraliitik nitotitok
san see koneetsintli Monenepil
Un niñito muy hablantín a la mitad del corral
la hace de bailarín
Tu lengua
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas tikwalaantok pero tikpancholwis
Tetsakayootl Para salir o entrar
por más que estés enojado
la vas a tener que pasar
La puerta
See tosaasaanil, see tosaasaanjl Maaske mas tikitasneki
xwel tikitas
Mixkwaatew
Por más que quieras y trates nunca la podrás mirar aunque sin ningún esfuerzo siempre la podrás tocar
La frente
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas timotlalos
pero mitstlaanis
Tikpia para tlatsiintlan Hay que adivinar
Por más que corras y corras
siempre te habrá de ganar
La diarrea
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske mas xtimopaatsosneki
pero timopaatsos Nitoniw
Hay que adivinar
Por más seco que quieras estar siempre te habrá de mojar
El sudor
See tosaasanil, see tosaasaanil Maaske mas tikasisneki xkeeman tikasis
Sombra
Por más que quieras y trates nunca la podrás tocar aunque detrás de ti siempre la verás pasear
La sombra
See tosaasaanil, see tosaasaanil Maaske tsiitsikitsin kimamatinemi iikaltsin
Wilaka Adivina adivinando
A diario
con la casita va cargando
El caracol
See tosaasaanil, see tosaasaanil See totlakaatsin xkeeman tlamis
Otli
Comienza y no termina.
y por ahí se camina
El camino
See tosaasaanil see tosaasaanil See totlakatsin
nochipa kwak kiawi notlakeenpatla
Tepeetl
Un viejito muy vivo cada que llueve cambia de vestido
El cerro
BIBLIOGRAFÍA
AMITH, Jonathan (ed.)
1995 La Tradición del Amate. Innovación y protesta en el Arte Mexicano.
México: La Casa de las Imágenes.
1991 “Tan ancha como tu abuela”: Adivinanzas nahuas de Guerrero Central”, por aparecer en Tlalocan.
FLORES FARFÁN, José Antonio
1995a “Nahuatl Riddles. An illustration of Mexican rethorics over the centuries”, Yumtzilob, 7, (1), 54-71.
1995 Cuatreros Somos y Toindioma Hablamos. Contados y Conflictos entre el Náhuatl y el Español en el Sur de México. Amsterdam: Universidad de Amsterdam, Tesis Doctoral.
1992 Sociolingüística del Náhuatl. Conservación y Cambio de la Lengua Mexicana en el Alto Balsas. México: CIESAS
HILL, Jane H. y Kenneth C. Hill
1986 Speaking Mexicano. Dynamics of Syncretic Language in Central Mexico. Tucson: University of Arizona Press.
JOHANSSON, Patrick
1993 La Palabra de los Aztecas. México: Trillas.
KARTTUNEN, Frances
1983 An Analytical Dictionary of Nahuatl. Austin: University of Texas
Press.
LOCKHART, James
1992 The Nahuas after the Conquest. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Sixteenth through Eighteenth Centuries. Stanford: Stanford University Press.
Ta feo este caso
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