Restablecimiento de la república al voto femenino en México.
México D.F, (CIMAC).- El 17 de octubre de
1953 apareció en el Diario Oficial un decreto en el que se anunciaba que las
mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
Esto fue el resultado de un largo proceso que había comenzado muchos años atrás
y que aquí explico. Durante la
Revolución mexicana, la incorporación de las
mujeres fue importante, no sólo como acompañantes de los hombres y realizando
sus tareas tradicionales (lavar, cocinar y cuidar a sus hijos, entre otras),
sino que también tuvieron actividades militares.
Se dedicaron a difundir ideas
revolucionarias, fueron espías, correos y enfermeras, consiguieron ayuda para
la población civil y colaboraron en la redacción de proyectos y planes.
Realmente fue una contribución activa e
Importante. Tradicionalmente se ha dicho que
las que participaron, lo hicieron para ayudar a sus hijos y esposos, que su
lucha fue callada y desinteresada, pero es muy probable que ellas hayan sentido
que su situación mejoraría en el momento que las cosas cambiaran en el país. A
fines de 1916, Hermila Galindo,
Secretaria particular de Venustiano Carranza,
envió al constituyente un escrito en el que solicitó los derechos políticos para
las mujeres argumentando lo siguiente:
“Es de estricta justicia que la mujer tenga
el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones
con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos. Las leyes se
aplican por igual a hombres y mujeres: la mujer paga contribuciones, la mujer,
especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la comunidad, obedece las
disposiciones gubernativas y, por si acaso delinque, sufre las mismas penas que
el hombre culpado. Así pues, para las obligaciones, la ley la considera igual
que al hombre, solamente al tratarse de prerrogativas, la desconoce y no le
concede ninguna de las que goza el varón”.
Eran argumentos coherentes con el liberalismo
político del constitucionalismo que, en las Adiciones al Plan de Guadalupe de
1914, se había comprometido a:“asegurar a todos los habitantes del país la
efectividad y el pleno goce de sus derechos y la igualdad ante la ley”.
Sin embargo, al redactarse la Constitución de
1917 nos encontramos con que, al discutirse la petición, se decidió -sin mucha
discusión- negar a las mujeres los derechos políticos argumentando:
“[...] en el estado en que se encuentra
nuestra sociedad [...] las mujeres no sienten la necesidad de participar en los
asuntos públicos, como lo demuestra la falta de todo movimiento colectivo en
este sentido”.
Por
lo que de 1867 a 1953 transcurrieron 86 años
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