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1. LA LECHE Y
LOS CEREALES.
Érase una
vez una caja de leche y una caja de
cereales. Cuando el niño de la casa desayunaba, la leche
se ponía muy contenta y los cereales también, porque iban a estar juntos. Pero resultó un amor
imposible, porque los cereales se derretían siempre por la leche.
David Heredia.
2. EL LÁPIZ
Y LA GOMA
- Hola, goma. Soy tu lápiz. Me di cuenta cuando
borrabas mis huellas que eras mi elegida.
- Yo también lo sé;
me di cuenta cuando pintabas encima de mis
fuscas. Quiero estar siempre contigo.
Pero los
separaron de estuche y así acabó esta historia de amor. Nazaret Reyman.
3. LA MINA Y EL PORTAMINAS
Un día de San
Valentín a un portaminas que no
tenía mina (o sea, novia) le pusieron una mina y juntos hicieron “minitas”.
Vladimir Akopyan.
4. EL QUESO Y LA MANTEQUILLA
Había una
vez un muchacho que era un queso, se
chocó andando con una chica llamada mantequilla. Así
se conocieron. Al cabo de un par de meses volvieron a chocar. Empezaron a hablar e hicieron planes. Salieron unos nueve o diez días y en San Valentín se casaron. Y
es que mantequilla se derretía por ese chico que estaba como un queso.
Pablo Calamonte
5. LA GOMA ENAMORADIZA
Una fría noche
de invierno, en un estuche, una goma fue a ver la actuación de un lápiz. Se enamoró de
aquel lápiz, se fue al estuche a
dormir, pero no podía dormir a causa del
amor. Tenía tantas ganas de verlo
otra vez que se fue a la casa del lápiz. El lápiz también se enamoró de la goma. Pero un afila lápiz también se enamoró de aquel lápiz y se quiso
vengar de la
goma. Pero sus esfuerzos
eran en vano y la goma y el lápiz vivieron felices para siempre.
Martín Parejo
6. LA BRUJA
Y EL PRÍNCIPE
En un reino
muy
lejano, vivía un príncipe en un castillo muy, muy
grande. El príncipe se
llamaba Engelbert era muy guapo,
obediente, valiente, etc.
Un día el
príncipe y los reyes salieron al precioso campo verde que había alrededor del castillo; estaban
observando la preciosa naturaleza que les
rodeaba, hasta que un día todo, absolutamente todo, se volvió siniestro y oscuro, era
la bruja malvada, nadie sabía su nombre y encima era impronunciable, solo ella podía pronunciarlo.
Cuando todo
se había vuelto siniestro la voz
terrorífica de la bruja le dijo:
- ¡Príncipe Engelbert!
¡Yo
te maldigo para siempre!
Ja, ja, ja, ja.
Y desde ese momento empezaron
a ocurrir muchas cosas buenas para los reyes, pero malas
para el príncipe: cuando salía del castillo
llovía y cuando no salía hacía
mucho sol, todas sus cosas se rompían y sus mascotas se morían.
Pero en cambio
a los reyes les pasaba lo mejor: como ese
reino estaba en guerra con otro,
el otro reino se rindió y se quedaron
con todas sus tierras y fueron
más poderosos de lo que ningún
otro reino lo había sido antes.
Sin embargo, a pesar de
la era de prosperidad que estaba
viviendo el reino, las cosas para el príncipe no iban tan bien. Hacía poco
tiempo que había escrito una carta
a su fiel amigo Legna, pidiéndole consejo porque siempre había confiado en él, pero la carta regresó a él con una nota que decía:
“Estimado príncipe, lamento comunicarle que su amigo falleció hace dos
días, debido a una herida mortal que sufrió cuando
estábamos llevando a cabo la
conquista de la ciudad
llamada Kial. Lamentamos su muerte ya que era
un gran general y también un
gran hombre.”
Cuando el
príncipe leyó esto se entristeció enormemente y
ya no sabía a quien pedirle consejo para su problema, así que decidió
enfrentarse a la bruja y poner fin
al hechizo. Abrió su armario y
sacó su armadura y su espada que había sido creada por la
misma bruja que iba a destruir.
Se puso la armadura y empuñó la espada, y sin despedirse de nadie, se
montó en su precioso caballo blanco y partió hacia su destino, pero cuando se
marchaba el rey le avisó de que la bruja que le hechizó había muerto haciendo un hechizo, y la leyenda dice que cuando la bruja muere todos
los hechizos que había hecho
desaparecerían. Y así el príncipe recuperó su buena suerte para siempre.
Ángel Kashlin
Romano Ushap.
7. EL DRAGÓN SIN COLA
Érase una
vez un dragón llamado Berto, era un dragón con la cola muy larga y hermosa, dientudo y algo idiota y presumido. Siempre iba por ahí diciendo que era el dragón más hermoso del mundo
por su bonita cola, y que
nadie sería capaz de vencerle
porque también su cola era un arma mortífera.
Un día se encontró con un guerrero muy
conocido y temido por allí
por lo valiente que era, su nombre era
Finley. Berto y Finley lucharon en un combate muy interesante y disputado:
-¡Golpe de
Berto a Finley con la
cola en toda la barriga! ¡Un interesante golpe!
-¡Contraataque de
Finley!
-¡Ooooh, nooo!
¡Finley le ha cortado la cola
a Berto con su famoso makelele!
-¡Berto está sangrando! ¡Se retira, se ha quedado sin cola!
Desde ese día Berto dejó de ser tan presumido y nunca más se
supo de él, y desde entonces
todo el mundo conoce esta historia como la historia del
“dragón sin cola”.
Jorge Calderón Macías
8. EL RADIOCASSETTE Y SUS LOCURAS
Érase una
vez un radiocassette que se llamaba Lupo, una tostadora
que se llamaba Nancy,
una batidora que se llamaba Héctor y ... por supuesto Yinha la sinvergüenza cuchara mala y
cruel ...je, je, je, je.
Lupo, Nancy
y Héctor fueron a hablar con Yinha porque estaba asustando a todos
los cubiertos del cajón.
Lupo dijo que
si ponía una música de réquiem asustarían a Yinha. Nancy pensó que si hacía saltar
unas tostadas, se pegaría un susto y dejaría a los cubiertos. Héctor dijo que podía poner en
marcha sus cuchillas para que creyera que había un
helicóptero y huyera de
inmediato.
-¡Qué ideas más tontas!
–dijo Lupo.
-¡Pondremos en marcha
mi idea! – añadió Héctor.
-¡Maldita sea! ¿no
sabéis hacer otra cosa además de pelear?-
dijo Nancy.
Lupo empujó
a Héctor y a Nancy
y llevo a cabo su idea. Acertó, a Yinha le asustaba los requiems y se fue y
no volvió nunca.
Daniel Gutiérrez Palma.
9. LA ZANAHORIA GIGANTE
Érase una
vez un conejo blanco que se llamaba Flopi y todas las mañanas iba a rebuscar
en todos los huertos de los
aldeanos en busca de comida.
Un día en el
huerto del señor Juan se encontró la zanahoria
más grande que había visto nunca. Entonces, Flopi dijo:
-¡Con esta zanahoria no volveré a buscar comida en una semana!. Pero... ¿cómo la puedo conseguir?
Entonces pensó
que si hacía un agujero debajo de las
zanahorias del huerto del señor Juan, conseguiría cogerla.
Flopi estuvo
excavando hasta el atardecer. Cuando el señor Juan estaba dormido, Flopi aprovechó la ocasión para coger la
zanahoria, ¡Por fin tenía la gran zanahoria que quería!.
Carmen Moreno Oses
10. EL SUEÑO DE ÓSCAR
Había una
vez un niño llamado Óscar,
que tenía un sueño: ir en el coche
de bomberos con su
padre. Pero su padre no le podía llevar porque tenía mucho trabajo.
Lo único que tenía era
un coche de bomberos
de juguete.
Un día que
era festivo su padre pudo llevar a Óscar a dar
un paseo en el coche de bomberos. Óscar se puso muy contento porque sus sueño se
había hecho realidad y ya no le hizo falta volver a jugar con el coche de bomberos de juguete.
Juan González de la Cruz
11. EL RATÓN TRAGÓN
Beatriz es
una niña que juega con la comida. El
bocado que tiene en la boca pasa de un lado a otro, su madre le dice que tiene que comer.
Beatriz no
quiere más comida y se va a su
cuarto, allí escucha un ruido es un
ratón... y viene a ayudarle. El
ratón sabe que no le gusta comer. Para cenar hay pan y queso y a Beatriz no le gusta.
El ratón se lo comió pero como Beatriz
no comió, tenía hambre y en la casa no
encontraba lo que le gustaba.
Al día siguiente
Beatriz tenía más hambre y el ratón
le dijo que se podría comer unas
galletas si se comía todo lo demás. Beatriz
le dijo a su padre lo que le proponía el ratón y a partir de entonces
Beatriz comió de todo.
Alberto Cabeza
Montero
12. LA CAMPANA PERDIDA
Había una
vez una familia de campanas: un
padre, una madre y un hijo.
Un día llegó la hora de tocar, pues vivían en una
iglesia, cuando le tocó tocar al hijo campana, que se llamaba Emilio, como le
gustaba tocar fuerte y rápido, de tanta potencia, salió disparado por el
aire.
Tras cinco minutos de verdadera angustia, Emilio se
cayó, y se rompió un poco el
badajo,
¡Creía que ya no podría tocar nunca más!.
Emilio se sentía perdido, cuando un oso se acercó a él y le dijo:
-Hola ¿cómo
te llamas? Yo me llamo Juan
pero ahora que lo pienso, tu no eres
un animal, eres una campana... ¿qué haces aquí?
¿No
deberías estar en la iglesia?.
Emilio le explicó
a Juan cómo había llegado allí y Juan, generoso, le llevó a la iglesia y sin que nadie le viese, Juan subió a Emilio hasta donde
estaban sus padres, Juan y Emilio se despidieron y Emilio aprendió que es
mejor hacer las cosas despacio para que salgan mejor.
Daniel Tobalo Casablanca
13. EL MUÑECO MÁGICO
Érase una
vez un muñeco de nieve. Ese muñeco tenía magia, porque un día unos niños le pusieron un gorro mágico, el muñeco estaba muy
contento de tener a esos
niños por amigos y todos los días recibía sus
visitas y podía reír, bailar y
disfrutar como los demás.
Un día, unos niños lo querían destruir,
porque sabían que tenía magia pero llegaron
los amigos y lo defendieron, y entonces les dijo:
-Sois los mejores amigos que he
tenido nunca, os lo agradezco mucho pero ahora hay otros niños que me esperan
y tengo que marcharme.
Los niños le contestaron:
-No nos puedes hacer
esto, no te das cuenta de que eres nuestro mejor amigo, Juan
se pondrá muy triste, no te puedes ir...
-Siempre os llevaré en mi corazón y siempre
que me necesitéis podréis llamarme, contestó el muñeco de nieve... y por
favor chicos no lloréis, yo volveré
algún día.
Al año siguiente,
el padre de Juan estaba enfermo y toda la familia estaba muy triste. Entonces Juan se acordó de su
amigo el muñeco de nieve y
pensó que él podría ayudarle y
lo llamó.
Esa misma noche el muñeco apareció
junto a la ventana de su habitación, tocó en los cristales y Juan no podía creérselo, salió a la calle en pijama, le dio un gran abrazo
y le pidió que usara su magia para curar a su padre.
Alos pocos días el padre de Juan estaba mucho mejor y Juan corrió hasta el parque para dar las gracias
a su querido amigo, pero
una vez más se había marchado, pero
ésta vez no lloró, sabía que cuando lo necesitara él volvería para ayudarlos.
Miguel Medina Serrano
14. LAURA Y SU REGALO
INCREÍBLE
Érase una
vez una niña llamada Laura, que fue al centro comercial para
comprarle un regalo a su amiga Nuria, para
el amigo invisible.
Cuando entró,
le dijo a la dependienta: “Hola, qué
casualidad encontrarte aquí.”. “Sí, qué casualidad “
La dependienta,
que se dio cuenta la llamó a un lado y le preguntó: “¿Entonces, qué pasa con el
regalo?”
Laura le dijo muy bajito: “Ahora vendré, el regalo es para esta niña y no lo puede saber”. Disimulando dijo que se iba, y Nuria,
casi a la
vez dijo lo mismo.
Se fueron de
la tienda, y cuando Laura logró distraer a Nuria, volvió a la tienda otra vez
a comprar la muñeca.
“! Hola, ya he vuelto ¡ ¿ me has
envuelto el regalo? “ “Sí, aquí está, son 7 euros “.
Laura se llevó la muñeca
al colegio, le dio a un
botón y… ¡Se convirtió en
persona! La profesora, al verla le preguntó: ¿“Quién
eres tú‘’?
Laura se adelantó a contarle de lo que
se trataba y también lo que ella pensaba… “ Yo creo que es un regalo fantástico para la amiga invisible, pero
se ha convertido en persona y no sé
qué hacer “.
Su profe la comprendió y
le dijo
que estuviese tranquila, que no se lo diría a nadie, pero que debería preguntarle a
la “muñeca” qué botón tenía que apretar para que se convirtiera en muñeca.
“Vale, vale, muchas
gracias por la idea “ ,
contestó Laura .
Después hizo lo que
le había dicho la profe y la “muñeca contestó : “ pues…, ahora no me acuerdo, creo que
es… éste “
Sin pensarlo, Laura
activó el botón y de repente la muñeca
comenzó a tener superpoderes. Mientras, Laura
intentaba mantenerse en pie porque
unos momentos antes habían fregado el suelo y estaba muy resbaladizo. La muñeca, alargando su brazo
la salvó de una caída segura.
Laura le dio las gracias y se quedó
sorprendida.
“¡Ala! ,
ahora como eres persona y tienes superpoderes,
eres más grande que yo y
no llego a darle al botón. Se me
olvidaba, tengo en mi traje
de superhéroe la vara
especial para darle a ese botón“.
Sonó un Clic y la muñeca
volvió a ser lo que era.
Laura se decidió a darle el regalo a Nuria, que le encantó. Tanto le gustó que a la salida del cole la invitó a comer. Pero antes les pidieron permiso
a sus madres.
Nuria invitó
a Laura a comer en su casa. Por la
tarde estuvieron jugando con la muñeca, y como ya
sabía Nuria que ésta tenía superpoderes, jugaron las tres y disfrutaron mucho de las
aventuras que se inventaban
Eulalia Bueno Montero.
15. LOS LIBROS QUE SE MUEVEN
Había una
vez unos libros que se movían.
Lucas era el que leía los libros. Una vez Lucas se dio cuenta que ese
libro era mágico, entonces Daniel le dijo a Lucas:
dámelo, yo lo quiero tener en mi casa. Daniel
se lo llevó a su casa y se dio cuenta que ese libro daba mucha suerte porque había sido hechizado por un mago. Entonces Daniel se fue con el libro a su casa, lo metió en una estantería llena de libros. Cuando pasaron unos días, Daniel quiso hacer magia con el libro, lo buscó por toda la casa pero no logró encontrarlo.
Elena Isaac Salazar
16. CUANDO
ERA CHICO
Cuando era
chica no sabía leer ni
escribir y poco a poco fui aprendiendo. Si no fuera por los libros no sabría
leer y escribir pero ya soy grande
y lo sé hacer. Un día los maestros me enseñaron a hacer letritas y me fueron enseñando las sílabas: pa, pu,
po y también aprendí a formar palabras
y aprendí a hacer dictados, cuando se pone punto,
cuando tengo que escribir con mayúscula, etc. Cuando
fui más mayor los maestros me enseñaron a hacer cuentas de sumar, restar, llevar y las tablas. Gracias a Dios sé leer y escribir. Gracias a
los maestros y a los libros.
Estefanía Ávalos Oliva
17. LOS LIBROS ME
ENSEÑARON
Cuando era
pequeña no sabía leer. Fui al Colegio Juan XXIII
y aprendí a leer las vocales,
dictados, a no equivocarme en las palabras,
aprender lo que significan...Cuando fui a la
escuela, en cinco o seis días aprendí de todo.
Algunos de mis compañeros no
saben las tablas, ni hacer cuentas de multiplicar...yo hago
los deberes todos los días, lo que otros no, pero los que no saben de nada, ni trabajan nada, nada,
nada. Creo que debo darle las gracias
a los libros porque me han enseñado de todo,
pero de todo. Hoy en día no me equivoco y a los maestros y
maestras también debo darle las gracias.
Sara Lozano Navarro
18. LOS BIBLOS EN
LA BIBILIOTECA
Érase una
vez unas pequeñas criaturas
que viven en las bibliotecas llamadas
Biblos. Son tan pequeños que ningún humano los ve y también pueden meterse en los libros. Un Biblo llamado Juan se metió en el cuento de Flor y sus amigos. Allí vio un árbol que había vivido
cuatrocientos años. Era tan viejo que
lo querían talar pero
Verdecillo, un duende del bosque, fue a investigar. Juan se
lo estaba pasando muy bien, pero la historia de los Biblos en la
biblioteca iba a terminar porque era la hora de cenar...
Pedro Miguel Cerrato
Caballero
19. LOS LIBROS
Yo me acuerdo cuando era
pequeña que no sabía leer y ahora sí se leer porque soy mayor y poco a
poco he ido aprendiendo a conocer las vocales, las letras, las palabras,
frases...Todo esto lo hemos aprendido en el colegio. En la biblioteca
hay muchos libros: Caperucita Roja, Pinocho, libros de
miedo, La Cabra Montesina, El Pájaro Ciego,
Mickey, El Pato
Donald,
Tarzán, El Libro Mágico,
Los Tres Cerditos. Algún día espero
poder leerme todos estos libros.
Francisca Lozano Suárez
20. EL LIBRO MÁGICO
Érase una
vez una niña que vivía en un pequeño
pueblo llamado Santa Amalia. Ella
se llamaba Rosalinda, vivía con sus
padres y sus dos hermanos y su hermana. La madre de Rosalinda se
llamaba Claudia, su padre se llamaba
Miguel, su hermano Juan, su otro hermano Antonio y su
hermana se llamaba Lara. Un
día Rosalinda iba con su
hermana Lara.
Se fueron de
paseo a ver los patos. Cuando
Rosalinda se acercó a los patos miró al suelo y se encontró un libro en el que ponía Felices para Siempre.
Rosalinda lo cogió y se lo llevó a su casa, sin perder un momento se
lo enseñó a su padre, estos se
quedaron asombrados y
dijeron que
era un libro muy raro. La madre de Rosalinda lo abrió y en la
primera página ponía: Pedir un Deseo. Rosalinda dijo: Quiero tener un caballo. En ese momento el libro se
cerró y todos se asustaron,
de repente llamaron a la
puerta, abrieron y se encontraron con un caballo, Rosalinda salió
corriendo y se montó en él. La madre
de Rosalinda dijo: es verdad, el libro te concede deseos y todos se
pusieron muy contentos. Colorín, colorado,
este cuento se ha acabado.
Cristina Cintas Vega
21. EL NIÑO TRAVIESO
El niño
travieso estaba jugando con sus
amigos en un parque, había un jardinero regando con una
manguera, el niño le cogió la manguera
y mojó a todos sus amigos. Así se pasaba todos los días haciendo travesuras, un día cogía un balón y rompía algún cristal, otros días hacía bromas a sus
amigos y padres, hasta que un día sus padres decidieron castigarle
sin salir a la calle, hasta que
dejara de hacer travesuras. Entonces
comenzó a portarse bien.
Mª Dolores Sánchez Justo
22. EL CUENTO QUE TUVE
Hace tiempo,
en el 2.002, yo tenía un libro. Un libro
bonito, decorado, pero había un problema, el libro no tenía nada escrito. Entonces me puse a escribir en el libro. En el 2.005 ya casi lo había
terminado. Cuando lo terminé
me sentí alegre. A veces pienso
que de mayor voy a escribir muchísimos libros y me volveré
muy famoso ecribiendo y quizás seré
novelista. Me gustan las novelas y los
libros.
Javier Paredes Holguín
23. EL PAÍS DE LOS LIBROS
Érase una
vez una vez un país en el que sólo existían
los libros. Las casas eran de libros, los colegios con libros, todo
lo que existía estaba hecho con libros, hasta
el agua estaba hecha con libros.
Esto no puede ser, dijo un día el alcalde, que también estaba hecho con libros.
Un día llegó, por primera vez, al país un humano. Estaba
totalmente asombrado y se le ocurrió una idea: podía vender todos esos libros. Pero no sabía si los libros iban a querer.
Fue a preguntar y todos
salieron corriendo a esconderse a sus casas.
Llamó a la puerta del
alcalde y le preguntó si querían ser
vendidos al mundo humano,
entonces el alcalde, que también estaba hecho con libros, dijo que
sí. Preguntó a todos sus
habitantes y todos respondieron: ¡Sí,
sí, sí, sí...¡ y se pusieron muy contentos, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Elisabeht Parra
García
24. LOS LIBROS DE
LA SELVA
Érase un día
de fiesta cuando nos fuimos mi padre,
mi madre, mi hermano y
yo a
la selva donde vivían los libros. Mi padre, en cuanto
llegó, se puso a leer El Libro
de la Selva, yo el de Las Princesas, mi madre El Libro para Cocinar y mi hermano el Libro de los Pokemon. Yo no me quería ir, pero como a
mi madre y a mi madre les dolía la cabeza, me dejaron
llevar El Libro de las Princesas y a mi hermano El Libro de los Pokemon. Así nos vinimos a casa con los libros y como ya
nos los habíamos leído, los dejamos en casa.
Mª Luisa Prieto Fernández
25. ANA
YSUS AMIGOS
Había una
vez una niña llamada Ana Tenía tres amigos Esther, Lucía y Javier. Vivían todos en un pueblo
cercano a Guadalupe.
Un buen día fueron
a conocer al monasterio, que era muy
famoso, de su pueblo vecino. Al día
siguiente tuvieron que escribir una redacción de lo que habían visto .Como se
habían hecho muchas fotos pensaron que viéndolas podrían hacer mejor el trabajo, pero a Esther se les había estropeado la cámara y
no tenía ninguna.
Pero Ana que era muy amble les dijo que
les ayudaría, cuando
ella revelase sus fotos se las dejarían para
que las viesen y las fotocopiasen si querían.
A todos ellos le
gustaba jugar al fútbol, cada uno
jugaba en un equipo.
Los martes y jueves
también iban a
la banda de música pues Ana tocaba el violín, Lucía el clarinete y Javier
el saxofón.
En la
reciente feria habían ganado un trofeo de fútbol femenino y cada vez
jugaban mejor y su sueño era llegar a
ganar algún mundial y luchaban para conseguirlo.
Teresa Pascual Blázquez
26. CHUCHELANDIA
Érase una
vez un
pequeño pueblo, todo lleno de chucherías. Estaba hecho de todo tipo de dulces: los animales eran de chocolate, las casas de caramelos, los
árboles de gominotas, etc. Cuando llovía
caían gotas de miel o si nevaba caían bolitas de chocolate.
Un buen día, un
niño al ir por la calle, como era invierno, vio que empezaba a nevar.
Se puso muy contento y empezó a dar saltos de alegría.
-Está nevando,
esta nevando-gritó el niño.
-¿Cómo te llamas- preguntó
un señor al verle tan feliz
-Yo me llamo Juan.
-Pues yo me llamo Miguel.
Los dos se hicieron
grandes amigos. Desde aquel día
iban a jugar juntos cuando el hombre
acababa su trabajo, paseaban y si llovía o nevaba iban a la montaña porque era muy bonita.
Juan descubrió que
Miguel era maestro y quiso ir a su escuela para aprender mucho. Y
desde entonces vivieron muy felices
y contentos.
Teresa Barrero Isidoro
27. UN SITIO MUY ESPECIAL
Había una
vez un grupo de niñas, muy amigas, que se hacían llamar las Chicas Malas Iban a jugar al
parque y allí pasaban las tardes.
La pandilla estaba formada por Carly, Nini, Mery, Desy, Mary,Alby,
Viky,
y Magy.
Todas ellas tenían
un sitio especial en el
parque. Cada árbol lo llamaban con el nombre de una niña y cuando
se sentaban en un banco cada una se sentaba siempre
en el
mismo sitio. Un buen día quisieron
hacer obras en el parque.
Tenían que destrozarlo todo para
poder arreglarlo. Al enterarse las
Chicas Malas fueron corriendo al Ayuntamiento a
pedir por favor que no quitaran su banco.
La autoridad
al ver sus caras de pena dejaron que el banco siguiese donde estaba
para que las niñas se
pudiesen seguir sentando en él.
El banco
duró muchos años, las niñas siguieron descansando en su querido banco. Tenía un
sentido especial para ellas.
Y cuando se hiceron mayores si alguna vez se reunían para contarse sus cosas siempre iban a sentarse a su banco.
Celia De Lemus
Carrasco
28. EL PIRATA ENGAÑADO
Érase una vez un pirata llamado Pata de Palo que tenía una tripulación y un barco llamado Perla Negra. Con el iban atracando y destruyendo todos
los barcos que se encontraban a su
paso.
Un día llegaron
a un puerto, y se encontraron con otros piratas. El Capitán de esa
tripulación sabía donde se encontraba el tesoro
que Pata de Palo y su tripulación buscaban. Pata de Palo hizo un trato con el Capitán. Decía que iban a ir todos juntos a
por el tesoro y se lo
repartirían entre los dos barcos. Pero Pata
de Palo tenía pensado no cumplir todo el trato, cuando tuvieran el tesoro,
secuestraría al Capitán y se quedaría con su tripulación y de ahí tendría dos barcos. Con el dinero del tesoro y con el que ganara de los dos barcos compraría
otro barco y más hombre
para la tripulación.
Cuando llegaron
a la isla, se bajaron toda la
tripulación de Pata de Palo mientras que la
del
Capitán sólo bajaron
unos pocos.
Mientras que
buscaban el tesoro los hombres del Capitán robaban el barco de
Pata de Palo haciéndose dueño de los
dos barcos. Cuando tenían los dos barcos, el Capitán y sus hombres se
fueron hacia la orilla donde estaban los barcos. Porque ellos habían
cogido el tesoro unos días antes.
Pata de palo abrió el cofre y
cuando vio que no había nada y regresó al barco para buscar al Capitán, pero el Capitán se marchaba con los dos
barcos, dejando a Pata de Palo y su tripulación en tierra.
Y así fue
engañado Pata de Palo y todos sus sueños se fueron por la borda. Ángel Cortés Vigario
29. ES MEJOR LA PAZ
Había una
vez un monarca muy malo llamado José Guerra. Este monarca gobernaba con mucha maldad. Le gustaban
las guerras, las desgracias, y
siempre estaba incitando
a los reyes de todos los países para que peleasen unos con otros.
Un día llegó al castillo de Guerra una mujer vestida con túnica de color
marfil, un cordón verde como cinturón y unas sandalias. Tenía el cabello
rubio, ondulado y brillante.
-¿Quién osa entrar
en mi palacio?- dijo el Rey.
-Me llamo Paz y
querría hablar con usted a
solas.
Guerra ordeno que
sus soldados se retiraran. Paz chasqueó los dedos y la habitación donde estaban se volvió oscura. Aparecieron en una nube.
-¿Dónde estamos?-
preguntó Guerra
-Vamos a hacer un viaje muy especial, señor Guerra- dijo Paz. La nube descendió y tocaron tierra.
-Mire a su alrededor- ordenó Paz. Este obedeció. Aquel mundo no
se parecía en nada al suyo
.En un
parque florido, unos niños se
balanceaban en los columpios,
compartían la pelota.
En otra calle había un mercado con un bullicio de gente, unas
vecinas conversaban tranquilamente en sus balcones, dos enamorados paseaban
por el paseo marítimo…
-Este es mi mundo.
Yo, Paz le gobierno ¿Qué mundo le parece mejor señor Guerra, este o el suyo?
-¡Este!- dijo
Guerra, avergonzado.
-Quiero que
reflexione sobre ello. Yo le ayudaré si
lo necesita- se ofreció Paz.
Volvieron de
nuevo al castillo de Guerra, quien le dio las gracias mas sinceras
a Paz. Desde aquel día el
mundo de Guerra cambió. Se casó con Paz y fueron muy felices. Y al señor Guerra desde entonces le llamaron “EL SEÑOR DEL AMOR”.
Ana Rodríguez Garrido
30. UN VIAJE POR EL MUNDO.
Había una
vez un chico de 19 años llamado Felipe. Era un chico listo, guapo
y querido por sus amigos. Pero era pobre. Algunas veces no podía
ir a la Universidad porque
tenía que ir a vender hortalizas.
Todo el
pueblo era pobre y casi nadie se permitía el lujo de comprar
algo. Pero si nadie compraba, nadie
ganaba dinero, y seguían siendo pobres. Cuando alguna vez venían ricos al pueblo, enseguida decían: “No quiero vivir en
un sitio tan pobre”.
La familia más pobre era la de Felipe. No tenían nada para llevarse a la
boca. Un día, cuando
Felipe se acostó, el
padre y la madre se pusieron a hablar.
-Somos tan pobres
que no tenemos nada con que alimentar a nuestro hijo, dijo la madre muy
apenada.
-Lo mejor será que
se vaya a recorrer mundo y
se gane la vida, dijo el padre. A la mañana siguiente el padre y la madre le contaron su
decisión.
- Dentro de
unos años vendrás a casa
y veremos cuanto dinero has ganado y qué has hecho para merecértelo, dijo el padre.
- Volveré dentro
de un año, respondió Felipe.
Se despidió de
sus padres y se fue. Recorrió Turquía, Francia,
Alemania,… y muchos países más. Intentó
ser cocinero, barrendero, vendedor,
sirviente,… y muchos oficios más, pero
ninguno lo encontraba a su medida. Así que decidió seguir buscando, aunque un poco preocupado porque le
quedaban 15 días para cumplir el año que se había propuesto.
De repente, vio una
gran ciudad, y descubrió que estaba
en Inglaterra, en la ciudad de Londres. Se fue a dar un paseo por las calles y a buscar el trabajo a su medida. Pero no lo
encontró. Muy deprimido, se
sentó en un banco de Hyde Park. Allí oyó que había una
princesa soltera en Londres, muy triste; el primero
que la haga reir será su
esposo. Ser rey es también un trabajo, así que fue al palacio
a probar suerte.
La princesa
estaba sentada en el trono, al lado
de su
padre. Se le notaba en la carita su tristeza y aburrimiento.
- Princesa, ¿qué
te parece si te cuento un cuento?, dijo
el muchacho.
- La princesa
dijo: ¡Vale!
Entonces le contó
el cuento del “Cuidador de cerdos”. Cuando terminó, la princesa dijo:
¡otro! ¡otro!.
Pero Felipe en lugar de contarle otro cuento, le contó chistes relacionados con el cuidador de
cerdos, y la princesa empezó
a reír y reír.
El padre, al
verla reír se puso muy contento.
- Dime muchacho,
¿de dónde vienes?, le dijo
el rey.
Felipe le contó
todo, de principio a fin. Cuando terminó, le dijo el rey:
- Bien, te
casarás con mi bella hija, e irás a ver a tus padres lo antes posible.
Después de casarse,
fueron a ver a los padres de Felipe. Le recibieron con gran alegría
y le dijeron que se sentían orgullosos de él.
Pasaron los años y tuvieron
10 hijas que se llamaban: Alicia,
Claudia, Ana, Cristina, Triana, Paloma, Clara, Casilda, Marta y Silvia.
Alicia Hernández García.
31. LA VETERINARIA
Y SU PERRO.
Érase una
vez una veterinaria que se llamaba Cloe que tenía
una perrita llamada Tara. A la
veterinaria lo que más le gustaba eran los perros. En su consulta atendía
a muchos animales
distintos pero nunca olvidará a Tara.
Os voy a
contar la historia de Cloe y Tara:
Cloe a sus padres, de pequeña,
le pedía un perro cada dos por tres (igual que
yo )
y sus padres siempre le decían que no y ella muy
triste se iba a su habitación y se
ponía a llorar. Cuando llegó la Navidad se lo pidió
a los Reyes Magos. El 6 de Enero se levantó y escuchó unos ladridos debajo del árbol
y le habían traído un perro. Era
un labrador. Y esas fueron sus
mejores Navidades del mundo, y hasta
hoy en día ese ha sido su mayor recuerdo.
Helena Fernández Cabrera
32. EL NIÑO Y SU
CABALLO
Érase una vez un padre, un niño y una abuela. El padre se llamaba Croun,
el niño Alberto y la abuela Fina.
No era muy rica esa familia más bien era pobre. La casa estaba en un campo cerca
de la ciudad y cuando Alberto iba al colegio tenía que pasar por ella.
Al venir del
colegio, pasaba por una casa donde había un caballo, que era
de los dueños de la vivienda. Y tantas
veces como paseaba por allí
acariciaba al caballo, una vez
le dijo al dueño que cómo se
llamaba el caballo, y él le dijo que Feliz, y
que además estaba en venta, así que Alberto
corrió a casa muy
contento.
Cuando llegó le dijo a su padre que había visto un
caballo y que le gustaba mucho, y además estaba en venta. Su papá le
preguntó que cuánto valía,
Alberto le contestó que eso no lo
sabía.
Así que corrió a
preguntar al amo del caballo cuanto costaba, y éste le dijo
que por
ser para él, que le quería mucho, se lo daría por 1.200 euros.
Entonces se lo dijo a su padre, y Croun opinó que era mucho dinero
para ellos, y Alberto se
disgustó.
Alberto le
preguntó a Fina que si podía trabajar
para ganar el dinero para comprar el caballo,
Fina le dijo que no, que su papá no querría, Alberto pensó que lo
podía hacer sin que su padre se
enterara, y finalmente su abuela aceptó.
Entonces el niño
comenzó a trabajar y en poco
tiempo consiguió el dinero.
Cuando estaban cenando, le dijo a su padre: -Yo he conseguido el dinero para comprar a Feliz, mañana podríamos
ir a comprarlo. Su papá
le dijo que le acompañaría encantado, que estaba muy orgulloso de él por
haber trabajado para ganarse
lo que tanto deseaba.
Al día siguiente
fue a por el caballo, y se lo dieron.
Se fue a su casa montado
en él, porque nada más montarse supo
cabalgarlo. Todos los días por la
tarde, daba grandes paseos con Feliz:
su caballo.
Un día participaron en una carrera y
ganaron. Y colorín colorado este cuento
se ha acabado. Triana Arias Abelaira
33. EL CABALLO Y EL HADA MÁGICA
Había una
vez un bosque mágico, allí
vivían muchísimas hadas mágicas. Siempre iban a
recoger comida al lago de hojas
dulces. Bolde, un hada mágica, se fue mucho más lejos del lago, se encontró huellas de caballo y se asustó mucho porque
los caballos son muchísimo más grandes que las hadas. Al final encontró al
caballo, ¿sabéis como era? Pues era blanco y su pelo rizado
y brillante, se
llamaba Feria. Bolde se montó y se la llevó a la plaza del Encuentro.
Allí le dijo:
-¡Hola! soy Bolde, un
hada mágica, te llevaré hasta mi
grupo de hadas. Sígueme.
Pero cuando llegó
el caballo no estaba y se puso muy triste y las demás hadas
se rieron porque parecía que estaba loca. Bolde se fue a
llorar al árbol de los llorones.
De pronto el
caballo relinchó y ella se puso muy feliz. Natalia Porrino Ordóñez
34. LA NIÑA Y EL CABALLO
Érase un vez
una niña que vivía en Madrid,
se llamaba Rocío. Un día Rocío le preguntó a su
madre:
-¿Mamá me compras un caballo?
Su madre se
lo compró, era blanco con una mancha negra en la frente. Roció le puso de nombre Blanco. A Blanco le gustaban las zanahorias.
Todos los días Rocío iba al establo y le daba
una buena ración de zanahorias. Pero
un día no fue y no pudo ver que la puerta no estaba bien cerrada, Blanco la empujó con su cabeza y la
puerta se abrió, se escapó.
Más tarde encontró un huerto con
zanahorias, comió y comió hasta quedarse dormido.
Cuando su amiga vio que
no estaba Blanco se puso muy triste,
le preguntó a su madre:
- ¿Mamá has visto a Blanco?
- No, no lo he visto,
respondió
- Papá ¿has
visto a Blanco?.
- No, pero puedes mirar en los huertos
cercanos.
Rocío fue
por todos los huertos y al final se
lo encontró dormido, lo acarició
durante tanto tiempo que
también ella se quedó dormida.
Cuando se
despertaron se pusieron muy contentos
y juntos se fueron tranquilamente a casa. Paula Correa Cordero
35. ISABEL Y
SU INVESTIGACIÓN
Había una
vez una niña llamada Isabel.
Era rubia, sus ojos eran azules.
No era ni alta ni baja, le gustaba mucho hacer
magia. Vivía en un pueblecito llamado Fluyón.
Un día se fue al
bosque y se encontró con una piedra.
Esa piedra tenía unas letras escritas. Había como una cerradura y luego al lado un dibujo de una llave, Isabel empezó a buscar alrededor de la piedra pero no encontró la
llave. Ya cansada cuando se apoyó en el dibujo de la llave ésta salió
del dibujo. Isabel cogió la
llave y la metió en la cerradura y
la piedra se abrió. Cuando la piedra se
abrió, Isabel se hizo enana como una hormiga y
se metió en la piedra. En
ella había dibujos egipcios y
cuadros egipcios y al final había un
hueco en blanco.
¡Faltaba un cuadro!
Corriendo salió de la piedra y se hizo grande.
Empezó a correr y, de pronto, un árbol se le apareció. No era un árbol cualquiera, no. Tenía una puerta. Ella con curiosidad la abrió y
en su interior había teles, teles del futuro que ponían donde estaba el cuadro. Ella lo dibujó en un papel.
Y siguiéndolo, encontró
el cuadro. Era de ella pero en egipcia.
Lo devolvió a la piedra y regresó intrigada a
su casa.
Violeta Alba Fernández
36. SEGA
Érase una
vez, en una gran ciudad, vivía un niño de unos 8 años.
Un día de esos se encontró una cosa azul y ¿sabes qué era? Os lo diré. ¡ES UN SEGA! Se llamaba Sonic, de pronto,
apareció otro amarillo y la mascota de
Sonic. Ella se llama Talís, le enseñaron sus otros dos amigos Kukles y Deivi Roswel. Se hicieron amigos y
le dijo
que les ayudaran a buscar una
joya
y unos anillos amarillos. Sonic se encontró con Sadow y escondido le
dijo: - ¡Eh tú! ¡Sí tú, el cara
pepino! ¡¡Estás tonto!!
Sadow se enfadó y lo descubrió
y dijo: - ¡Es Sonic! ¡Robot al
ataque! Sonic consiguió
cargárselos y de repente ¡Pas! Salió por
la pared una nave con el enemigo de Sonic. Por el otro lado Talís, el niño, Kukles y Deivi Roswel
encontraron los anillos y fueron donde se encontraba Sonic.
Cuando vieron
a su enemigo se alucinaron y el enemigo les dijo
-¿estas preparado para morir amiguito veloz?
Y él respondió:
- No, pero tú sí.
Talís le tiró
a Sonic un anillo. Sonic lo
tiró a la nave, ésta se destruyó.
El niño cogió la joya y dijo: - ¡Si es un diamante!
El malo
exclamó: - ¡Maldición! ¡Sadow
al ataque! El niño le pasó el diamante a Sonic.
Sonic se puso el anillo
y : ¡fuuuuhasss! Sonic se hizo fuego.
El malo intentó reformar la nave
pero no le dio tiempo porque Sonic lanzó un ataque y esos dos se fueron por
los cielos y entraron en una
estrella. Pero, ¿conseguiran volver? ¿quién lo sabe?
Manuel Portillo
Gómez
37. UN LIBRO EXTRAÑO
Érase una
vez un niño, ese niño se llamaba Alex, era
grande, listo, fuerte y rápido.
Era el día
del libro. Alex fue a la feria del libro y se encontró un
libro muy extraño que ponía
“lib… mág… n… toc…” estaba casi todo borrado, quería decir “libro mágico, no tocar” .
Alex lo
abrió, le gustó tanto que pidió permiso para llevárselo a su casa.
En su casa lo abrió, de repente “fissss” se entró en el libro.
Una voz le dijo:
-Para salir tienes que encontrar un tesoro.
Alex recorrió montañas, valles… pero ni rastro del tesoro.
Al final, Alex vio algo
que brillaba, se puso a pensar. Pensó que como era tan fuerte podía quitar las rocas. Y acertó, las quitó, abrió el cofre, había una nota que
ponía: “Si me encuentras saldrás de aquí
has vencido al monstruo”.
Alex salió del
libro. Cuando llegó a su casa ya era de
noche, tenía que devolver el libro,
salió de su casa y llegó justo a tiempo, devolvió el libro y volvió andando, cuando llegó a casa su
madre le riñó, después fue a
su cama a dormir.
Al día siguiente cuando fue al colegio sus
amigos Abraham y Gonzalo
no le creyeron. Carlos Dorado Calamonte
38. LA NIÑA QUE VUELA
Hace muchos años una niña llamada Laura fue
al bosque. Laura era muy guapa, tenía ojos azules, era rubia y
tenía los labios muy rojos.
El bosque
era mágico, todos los deseos se
cumplían. Laura pidió poder volar y poco a
poco
le fueron
saliendo alas pero cuando le salieron vino un hada, el hada Flor era muy guapa y le dijo a
Laura: - Si no consigues hablar con la princesa las alas se te romperán.
Entonces se puso en camino, cruzó desiertos
y lugares muy fríos. Luego llegó al palacio pero la
princesa estaba muy ocupada y no
podía hablar. Más tarde
llegó otro hombre y la princesa
empezó a hablar con el hombre. Después consiguió hablar con
ella.
Al final se
le quedaron las alas para siempre. Ana Barrasa Viera
39. UN FLAMENCO
LLAMADO JABALÍ
Érase una
vez hace muchos años, en un bosque de China,
me encontré a un flamenco
muy raro y estaba llorando, yo le pregunté:
- ¿Por qué lloras?
Y el me contestó llorando:
- Porque me gusta
bañarme en el barro ahora soy marrón y me llaman Jabalí.
Un día se me ocurrió
una idea y creí que le iba a servir pero no le sirvió, yo estuve cinco horas y media pensando y pensando, de pronto, ¡Ya está! –exclamé, ¡Ya
sé lo que vas a hacer! Ahora tienes que ir allí donde están los demás flamencos y
decirles:
- ¡A vosotros os gusta bañaros en el río pero a mí en el barro, somos distintos pero no
pasa nada.
Los demás flamencos le dijeron:
- Este truquito,
Jabalí, de tu amiguito no va a funcionar! El pobre flamenco
se fue muy triste.
Al final, al cabo
de tres días, al amigo del flamenco se le ocurrió una idea y esa no le iba a fallar. Fue a buscarlo y le dijo: –¡Eh!
Espera, báñate siempre en el barro
como a ti te gusta pero después
te bañarás en ese río, verás
como serás uno de ellos, tú pruébalo.
¡Y lo consiguió! Nunca más le llamaron Jabalí.
Marta Benítez Donaire
40. RAQUEL Y BLANQUITA
Había una
vez una niña que se llamaba Raquel,
era castaña y tenía los ojos azules, siempre iba vestida
con unos pantalones piratas y una camiseta con una
mariposa pintada en el centro.
Un día de
invierno Raquel se encontró un
conejo muerto de frío y se lo llevó
a su casa. Le dio de comer una zanahoria pero no
se la comió. Raquel vio que estaba
lloviendo y comprendió que no
podía soltar al conejo. Como no podía soltarlo lo metió en una jaula y le puso comida por si tenía hambre. Raquel le puso
de nombre al conejo Blanquita porque era blanco, aunque tenía las
orejas rosas.
Al día siguiente
Raquel fue a desayunar y
Blanquita no estaba en la jaula, ni tampoco las zanahorias. Raquel le dijo a su madre que no iba a ir al colegio y que se
iba a ir a buscar a Blanquita.
Ella fue al bosque de los
cien peligros. ¡Qué mal suena ese
nombre! Cuando llegó al bosque vio una seta
gigante, sí, sí una seta gigante.
Tenía ojos y una boca muy grande
y de pronto la seta le preguntó
- ¿Qué haces aquí
niña?
- Busco a mi conejo. Ah! me llamo Raquel- respondió
Y la seta le
hizo una prueba: tenía que responder a una pregunta que era esa que le había preguntado ya. Después
tenía que elegir uno de
estos tres caminos, uno era alegre, otro era triste y el último enfadado.
Raquel pasó por el camino
alegre.
- ¿Y sabes lo que se
encontró? Un montón de dinero y una tienda de animales y entró. Vio un gato, un perro, un tejón un ratón y a
Blanquita.
Con el dinero
que se encontró compró a Blanquita, costaba nada más y nada
menos que
10.000 euros. Raquel se fue con Blanquita. Para que
Raquel no se volviera a perder desde ahora
la jaula la puso en su
habitación.
Victoria Molina Almeida
41. EL DRAGÓN DE LAS BOLAS MÁGICAS
Érase una
vez un niño llamado Songotan que tenía
catorce años, su abuelo que había muerto le había dejado una bola muy extraña y un palo,
siempre lo llevaba con él a todos los sitios. Un día apareció
una niña llamada Bulma que tenía
dieciséis años y con una bola igual que la que
tenía Songotan. Los dos se hicieron amigos y decidieron ir a buscar todas las bolas mágicas. Se encontraron con un pequeño pueblo que vivía aterrorizado por un monstruo que tenía el poder
de convertirse en las cosas que él quería, Songotan que era
muy fuerte lo venció y
consiguió una bola mágica de dragón. Luego se encontraron con una tortuga parlante que decía que había visto tres
bolas de dragón en una isla.
Cogieron una barca, la tortuga les
guió hasta la isla, por el camino apareció un dragón azul que les dio otra bola.
Cuando tenían todas las bolas el
dragón les concedió tres deseos y
siempre fueron felices.
Fco. Jesús de la Iglesia Merino
42. EL DÍA DE LA CARRERA
Érase una
vez la carrera de un perro que se
llamaba Rabito, era muy pequeñito, en la carrera se perdió, unos ladrones se lo llevaron.
Rabito estaba muy
triste, un día cuando los ladrones
fueron a dar un paseo por
la ciudad, Rabito se escapó. Corriendo se fue a
su casa.
Allí todos
estaban llorando porque lo echaban de
menos, cuando lo vieron se
pusieron muy contentos.
Gonzalo Gallardo
Franganillo
43. LUCÍA Y EL PERRO
QUE HABLA
Hace muchos años en Francia vivía una niña llamada Lucía que tenía
un perro que se llamaba Copito porque era blanco.
Un día cuando
estaba jugando con él descubrió que ¡sabía hablar!
- ¡Qué guay tengo un
perro que habla! – pensó Lucía.
Entonces Copito empezó a hablar y a hablar hasta que Lucía
se aburrió. Entonces cuando llegó la hora
de pasear a Copito Lucía estaba muy,
muy preocupada porque si alguien lo oía hablar se lo llevarían a
otro país para que lo conociera todo el mundo y ella
no quería que se lo llevaran, así que
solo lo sabrían sus
amigos. Sería un secreto.
Al día siguiente
se lo llevó a clase y cuando Lucía
dijo a sus amigos que su perro
hablaba no se lo creyeron pero ella
sacó a Copito de su mochila y le dijo:
- Habla Copito.
Copito contestó:
- ¡Hola a
todos!
Al escuchar a
Copito todos se quedaron boquiabiertos.
Al final la gente
lo fue conociendo poco a poco pero no se lo llevaron porque sabían que solo sería feliz al lado de
Lucía. Siempre permaneció al lado
de Lucía.
Elena Cruz Donaire
44. LAS TORTUGAS
Hace muchos años había una tortuga que vivía en el
fondo del mar, se llamaba Luli y
otra que vivía en las arenas de la playa.
Un día las dos tortugas se conocieron, la que
vivía en el fondo del mar se fue a la orilla y la que vivía en la arena también se fue a
la orilla del mar.
Se querían tanto que un día
tuvieron dos hijas, una se llamaba Samba
y la otra Danoni. Pero unos años después, cada vez que las tortugas
llegaban a casa, discutían y discutían, así todos los días hasta que
se separaron y Samba y Danoni lloraban.
Samba se metió dentro del caparazón y se quedó encerrada
para siempre. Danoni no le hacía
caso a su madre y entonces se tuvo que ir de casa
y se quedaron las dos muy tristes.
Teresa Ramos López
45. LA BRUJA
Y EL GATO
Hace mucho tiempo
en una casa vivía una bruja llamada
Flora y un gato llamado Perezoso
porque nunca se quería despertar. Un día llamó a
la puerta una oca que se llamaba Luciana. Flora se asomó a la puerta y dijo: ¿Qué quieres?
Es que en el
charco que estábamos nadando ¡hay un monstruo! exclamó Luciana.
Al poco rato
Luciana se fue y Flora y Perezoso fueron a averiguarlo ¡era verdad! Enseguida regresaron a su casa y mientras Perezoso hojeaba
el periódico vio un anuncio que decía: “ Si
en un lago o
una charca hay algún monstruo venga a la escuela Prepo y conseguirá el libro
de encantamientos para Superbrujas”.
Flora y
Perezoso se montaron en su escoba y fueron a la escuela Prepo. Allí apareció
una mujer muy alta que le dijo: Tú debes ser
Flora.
Sí soy yo: contestó.
Sientáte aquí
Flora le ordenó.
Vino un robot y
le grabó en el ordenador un disco de lecciones. Cuando ya ye las estudió llegó por fin el gran día del control, le pusieron
muchas preguntas y encima había una manzana de color rojo, la
mujer alta cerró la puerta
con llave, Flora terminó cuando pasaron dos horas. La mujer trajo la nota
muy
pronto y le dijo que
había aprobado. Ella se puso
a saltar de contenta y consiguió el libro
de Superbruja.
Se fueron volando
a su casa a leer el libro y decía: “…
un gato cantando en el agua y no podrá
regresar hasta que cante
como un gorrión”. Perezoso
se ofreció, Flora no se lo permitía pero
al final la convenció y lo realizó.
Fue cantando y cantando hasta que cantó como un
gorrión, entonces Perezoso regresó a
la orilla y el monstruo desapareció.
Todos le abrazaron y se lo agradecieron. Marina Bermejo Bautista
46. EL CABALLERO
OSCURO
Había una
vez un caballero fuerte y ágil, una noche una bruja paró el tiempo.
Ah! Por cierto la
bruja se llamaba Piruja
pero le llamaban Bruja Piruja. La Bruja Piruja
se fue lo más rápido
posible para que el caballero no la pillara. El caballero se montó
en su caballo y persiguió a la
bruja Piruja hasta el castillo. Consiguió entrar antes de que se cerrara la puerta.
Tenía que subir hasta la torre del medio. Bruja Piruja se
dio cuenta de que el caballero estaba en su castillo, bajó e intentó echarle un conjuro
de paralizar pero se
equivocó y le echó
un conjuro para hacerse más fuerte y ágil y así se transformó en el caballero oscuro. Pero la Bruja Piruja echó el
conjuro correcto de paralización
y lo paralizó, también le echó un conjuro de
rayos para que se rindiera, el caballero
oscuro se rindió pero entonces… el caballero empuñó
su espada y mató a la Bruja Piruja.
Subió a romper la bola,
el caballero oscuro con su espada
rompió la bola del conjuro que
paralizaba el tiempo.
Se montó en su caballo y se fue para matar a
los malos. Gabriel Morales Rodríguez
47. ¡QUIERO SER FUTBOLISTA!
En el año
2005 Rafa, un niño que quiere ser futbolista de mayor, está buscando un equipo de fútbol en Madrid. A Rafa le gusta mucho el fútbol
por eso juega todos los días en su
colegio.
Rafa ya ha
encontrado un equipo y está muy contento. Hoy va a entrenar por primera vez con
su equipo. Rafa vuelve triste porque en el entrenamiento unos
niños se han metido con él, porque dicen que los nuevos no son
bienvenidos en el equipo. Esos tres
son la típica pandilla que tiene un líder que dice algo y los demás le hacen caso. Rafa está harto, no le quieren hacer la ficha
para poder jugar partidos.
Rafa ahora
está en un nuevo equipo, es su primer día y ya tiene muchos amigos. Está muy
contento. Ahora mismo el equipo
de Rafa ¡Ha ganado la liga! Y se ha clasificado para la
copa. El jueves 25 de mayo el equipo de Rafa ¡clasificado para las
Semifinales!
El 30 de mayo el
equipo de Rafa se ha clasificado para
la final de la copa. Juegan muy
bien.
Hoy 1 de junio y el equipo de Rafa ha
ganado la copa, está muy feliz. Rafa ha cumplido su sueño: “jugar en el Real Madrid”.
Miguel Jover
Fraile
48. DE COMPRA CON LOS AMIGOS
Érase una
vez una niña que tenía muchos amigos,
vivía en un castillo y se fue
de compras con ellos.
Compró muchas cosas:
fiambre, filetes,
patatas, bocadillos…, porque era su cumpleaños y lo celebraba en su casa.
Vinieron los
padres, los hermanos, los primos y
por cierto sus amigos. Primero prepararon los bocadillos y después se los
comieron y se salieron a la calle, jugaron mucho.
Al final fueron a una
tienda de ropa y se compraron pantalones y camisetas, por
la noche se fueron a la discoteca.
¡Fue muy divertido! Carolina Figueroa Sáenz
49. EL CUENTO DE LA VAQUITA, EL
CERDITO Y EL CABALLO.
Érase una
vez en un país muy lejano, había una granja con tres
animales, que eran una vaquita muy bonita,
un cerdito muy chiquito y un caballo muy
elegante.
Un día por la
mañana llegó su dueño a darles de
comer y los tres animales, no
comieron
nada porque
les pasaba algo, pero el dueño no sabía que les pasaba, y
pensando, pensando se les ocurrió una
idea. Dice ¡Ya lo tengo! Lo que les pasaba es que como están todos los días encerrados lo mismo quieren dar un paseo. Pero no pudo ser,
entonces volvió a pensar. Dice, claro como están tan
sólo lo que quieren es que le acompañen, y
fue a la granja pero no
había nadie, y luego
vio a la vaquita con el toro, el cerdito con la cerdita y el caballo con la yegua. Y las tres
parejitas siempre estuvieron
felices.
Marta Ortega Masegosa
50. LUCÍA Y SU
INSTRUMENTO
Lucía era una
niña muy afortunada porque podía
tocar un instrumento: la viola.
No le gustaba mucho, pero sus padres le decían que era muy bonito, y en realidad, es muy
bonito. Su amiga Sara le
decía que era un privilegio tener una viola y que ojalá tuviera ella una. Lucía no estudiaba porque no le gustaba y cuando le
preguntaban, no sabía nada. Así que
cuando llegaron los exámenes suspendió
y repitió curso.
Como ella no
quería volver a repetir curso empezó
a atender en clase y a hacer los deberes, empezó a mejorar
y a ver el fondo de la música. Le empezó a gustar
y sacaba muy buenas
notas y nunca más volvió
a repetir.
Empezó a tocar
en pequeños conciertos del conservatorio.
Estudió y estudió para poder ser música y se arrepintió de no haber estudiado y
repetir curso. Ahora sólo está empeñada en la música y estudió para ser profesora de música, pero al final
no fue profesora.
Tocó en
varias orquestas muy grandes y famosas y sola también. La gente
le aplaudía mucho y se ponían de pie.
A lucía le encantaba tocar y ensayaba todos los días tres horas, nunca paraba de hablar de música y siempre estaba:
“Necesito otra partitura”.
Un día iba a
salir en televisión y salió, pero se
puso nerviosa y se equivocó, pero no
le pasó nada y siguió con su carrera
y su ilusión. Ahora es una gran artista de la música.
Clara López Casillas
51. ANA
APRENDE A HACER BUENA LETRA
Había una
vez una niña, Ana, que tenía muy
mala
letra. Cuando llegó al colegio le pidió a su
amiga Laura que le enseñase a hacer buena letra, y le dijo que sí.
- Ana –dijo Laura- si
quieres te enseño en los diez minutos después
de gimnasia.
- Vale –contestó
Ana.
Llegaron de gimnasia
y Laura comenzó su lección.
- Empecemos por la a
–dijo
Laura.
Trazas un semicírculo girado, y
haciendo un poquito de curva subes
por último la ronda final.
- ¿Te has
enterado?
- Si.
- Pues sigamos.
- Ahora la B.
- La B me la enseñas en mayúscula que en minúscula la hago bien.
- La B es
muy fácil, mira: haces una
línea y después una curva arriba y abajo, y ya la tienes.
¡Venga, rápido que
nos quedan 5 minutos!
- La C.
- No, no, que esta y
la D me salen con letra bonita.
- Vamos con la e.
Es como una montaña rusa
del parque de atracciones, primero recto
hacia delante, hacia arriba con una curva,
y para terminar, baja con otra.
Riiiiiiiing. Sonó
el timbre para cambiar de clase y lo tuvieron
que dejar para otro momento.
- Ahora nos toca inglés, así que
seguiremos más tarde –dijo
Laura.
La profesora
de inglés nos explicó cuando se usaba
her y cuando se usaba his. Y llegó el cambio
de clase.
- Ahora no toca la g –dijo Laura.
Primero hacemos un
círculo, después una rayita, y
l fina una curva que se cruza. Y
llegó la hora del recreo.
- Luego seguimos,
¿vale Laura?
- Vale. ¿Lo
has apuntado todo?
- Sí. ¡Nos hemos saltado
la F! Bueno, no pasa nada porque esa
la escribo bien.
Ana se llevó el papel donde
había apuntado como hacer preciosas todas las letras, y por poco se le pierde, pero lo recuperó.
Terminó el recreo, todos los niños estaban sentados
en su sitio esperando a que la profesora de Matemáticas viniera. De pronto vino la señorita de Lengua y nos dijo:
- Vuestra profesora de Matemáticas está enferma así que yo estaré con vosotros. Podéis hacer lo que queráis pero sin
hacer ruido.
- Venga, sigamos
–dijo Laura.
La hache;
haces una rayita, y
seguidamente una curva.
- Esa es muy fácil
de hacer, vamos con otra, pero
sáltate la k que esa la hago bien.
- Pues
entonces la j: se hace una rayita seguida de una
curva, y para terminar un
punto arriba.
La k nos las saltamos, pues entonces va la l:
Es tan fácil
como subir con una curva y
bajar recto, y terminamos con
una curva. En ese momento tocó el
timbre para irnos a casa.
- Mañana seguiremos.
- ¡Hasta mañana!
- ¡Hasta mañana!
Paloma Parejo
Hernández.
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