Las lágrimas de Potira Cuentos y leyendas de Brasil




En un lugar de Brasil existían muchas tribus indígenas, en paz o en guerra, según sus creencias y hábitos.
De una de esas tribus, desde mucho tiempo atrás en paz con sus vecinos, formaba parte Potira, una jovencita beneficiada por el dios Tupá con la hermosura de las flores, fuerte y valiente.
Cuando Potira llegó a la edad de casamiento, un joven llamado Itagibá adquirió la condición de guerrero; cuando se conocieron inmediatamente se enamoraron. Aunque otros jóvenes también querían el amor de Potira, ninguno estaba en condiciones para la boda. De modo que no hubo disputa y Potira e Itagibá se unieron en matrimonio con mucha fiesta.
Corría el tiempo en tranquilidad, sin que nada perturbase la vida del apasionado matrimonio. Sin embargo, llegó un día, en el cual el territorio de la tribu fue amenazado por vecinos codiciosos debido a su abundante caza, e Itagibá tuvo que partir con otros hombres para la guerra.
Potira no lloró como las mujeres más viejas porque nunca antes había visto o vivido lo que sucede en una guerra. Pero todas las tardes iba a sentarse a la vera del río, en una espera paciente, pero donde el dolor de la nostalgia aumentaba cada día. Hasta que el canto de la araponga retumbó en los árboles, esta vez no para anunciar lluvia, sino la noticia de que Itagibá no volvería, pues había muerto en la batalla.
Y             por primera vez Potira lloró. Son decir palabras, como no habría de decirlas nunca más. Allí mismo, a la vera del río para el resto de su vida, sollozó tristemente. Y las lágrimas que descendían por el rostro sin cesar, fueron quedando, sólidas y brillantes en el aire, antes de sumergirse en el agua e ir al fondo del río.
Dicen que Tupá, condolido con tanto sufrimiento, transformó esas lágrimas en diamantes, para perpetuar el recuerdo de aquel gran amor.
“Las lágrimas de Potira” en Cuentos y leyendas de amor para niños. México, SEP-Cidcli, 1992. 

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