Carlos Bosch Giral, El cero. México, SEP-Nuevo México, 2006. 



No soy nada.
Si me ves, ves cero. Sin embargo, si miraras a través del cero, verías el mundo, verías gran parte del desarrollo de las matemáticas. Para contar, calcular, estimar, aproximar y localizar es fundamental el cero: capítulo cero, cero manzanas, el resultado es cero, esto es casi cero, esto tiende a cero, o estás en la zona cero.
El cero es diferente de todos los otros números e indispensable para los sistemas posicionales. El cero es de cuidado pues no sabe si se sumó o no, si se restó o no; al multiplicar por cero se obtiene cero, y no sabemos dividir entre cero. Si tratamos de hacerlo, podemos incluso confundir a las calculadoras o computadoras, y lo más común es que en la pantalla obtengamos error. En ese sentido el cero es temido pues es el gemelo del infinito; son iguales en ciertos casos y opuestos en otros.
Sin lugar a dudas, las preguntas más importantes en ciencias y en religión son sobre la nada y la eternidad, el vacío y la infinidad, el cero y el infinito, lo verdadero y lo falso.
El cero se convirtió en una de las herramientas más importantes de las matemáticas.
Es difícil para el hombre moderno imaginar la vida sin cero, lo mismo que es difícil imaginársela sin el 3 o el 52. Sin embargo, muchas civilizaciones no únicamente vivieron sin él, sino que el cero era un intruso en su mundo. Era una idea que los asustaba.
El origen de las matemáticas se dio debido a la necesidad de contar, contar ovejas; de medir, medir los terrenos, y de registrar el paso del tiempo. Para ninguna de esas tareas era indispensable conocer el cero.
Muchas civilizaciones funcionaron perfectamente durante miles de años sin conocer el cero y otras, a pesar de tenerlo a la mano, lo aborrecían, y eligieron tener una vida sin él, sin el cero; ni siquiera tenía un nombre para este número ni esta idea.
Ese fue el caso de una civilización tan adelantada matemáticamente como la egipcia.
¿Qué es un sistema posicional? Por ejemplo el nuestro. Si ponemos 111, el primer 1 significa centenas, el segundo decenas y el tercero unidades. Si ponemos 101 decimos que hay una centena, no hay decenas y hay una unidad. Divertido, ¿no?
Carlos Bosch Giral, El cero. México, SEP-Nuevo México, 2006. 

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